Bi0[x]iD's WaY oF LiFe

Un blog a 60 pulsaciones por minuto


Bi0[x]iD’s WaY oF LiFe

Es curioso cómo una vida puede estar tan influida por la música. Como cada momento, cada historia que vivimos, tiene para nosotros una banda sonora. Que hacen que nuestros sentimientos se remuevan ahí adentro, sin saber bien qué es lo que quieren decir, o por qué nos emocionamos.

Hoy he encontrado una nueva banda sonora. Antes, mis cd’s llevaban un título. Una continuidad. Contaban una historia que escribía al tiempo que los escuchaba. Cuando tenía un rato y me apetecía, cuando algo había pasado en mi vida, nacía una nueva recopilación y una nueva historia. Incluso hubo un momento que se mereció dos, uno de esos que te dejan marcado para toda la vida.

Bi0[x]iD. Todo nick tiene una historia. Éste fue un bautizo. De alguien que, sin saberlo, convirtió mi naciente vertiente biónica en algo más. Hizo que un momento neutral se convirtiera en un acontecimiento. En un nuevo reto. Con él el naranja, que nunca se fue de mi vida, volvió a encontrar el privilegiado sitio que siempre ocupó en mi antigua vida. Pero no igual. Era algo distinto. Renovado. De óxido a bióxido. Y nació este proyecto. El Bi0[x]iD’s Way oF LiFe.

He estado últimamente tomándome un pequeño tiempo de reflexión. Supongo que eso es lo que hace todo el mundo cuando un año termina. Los nuevos propósitos, el resumen del año, las cosas que han salido bien, las que quedan por hacer… Vueltas y vueltas a una rueda que no gira. Oxidada. Que hacen que poco a poco te vayas hundiendo en el pozo de tus propios propósitos y al mirar hacia arriba la salida quede cada vez más y más lejos. Hasta que alguien llega y fuerza tanto la rueda, hasta tal límite, que se rompe y gira de nuevo, esta vez descontrolada. Es una de esas cosas que me hacen pensar de vez en cuando que hay algo ahí que todavía vela por mí. Porque si no, cómo es que recibes la llamada más inoportuna de tu vida en el momento más oportuno, para hacer que toda tu frustración se convierta en odio y fabriques a uñas y dientes una nueva puerta que te haga ver la luz…

Odio. He cambiado mucho, en realidad. Si bien el 28 de Marzo (29 legalmente) es el cumpleaños de RaveN, el 29 de Enero es el cumpleaños del bióxido. De su pequeña ‘segunda personalidad’ que cada día toma más fuerza.
Hace ya casi un año volví a nacer. Bi0[x]iD’s WaY oF LiFe era, o intentaba ser, el diario de una recuperación. Para después mirar atrás y ver qué es todo lo que ha ocurrido. Y mi diario en papel tiene mucho de eso. Horas que he pasado junto a él. Delante de él.
Hace tiempo que no lo toco. Pero es momento de volver a empezar. Y es hora de hacer balance.

Hoy no es divertido mirar atrás. Si hay algo que puedo decir sin miedo a equivocarme, es que he aprendido mucho. Que todo este tiempo me han servido para crecer. Pero también para darme cuenta de quién soy.
El 29 de Enero de 2005, por la mañana, con 22 años, era mucho de lo que siempre había soñado ser. En el terreno material, tenía mi propia empresa. Empresario… sonaba bien. Portátil de empresa, casa, pequeños lujos, coche, moto… algo que costaba al principio, pero que parecía que funcionaba. Y en el terreno personal, tenía a alguien con quien estaba seguro de que pasaría el resto de mi vida, y ya estábamos pensando en nuestro futuro juntos.
El día 30 de Enero ya nada existía. Y lo que sé de los tres meses anteriores y los diez días posteriores es por lo que, prudentemente, me han ido contando.

De lo que soy consciente es de que mi gente estaba allí. Mi familia. Los buenos amigos que nunca desaparecen. Y otros que, aunque ‘saben que deberían llamar pero no lo van a hacer’, siguen estando ahí al pie del cañón. Y quien era el centro de mi vida.
Pero mi vida cambió de centro. Y allí estaban mi madre, Arancha, Bau y Diego. Los cuatro, incombustibles. Hasta que decidieron convertirme en un bióxido.
En esos días, aún no sé cómo, Hugo apareció de la nada. No sé si en un primer momento lo reconocí, no lo recuerdo. Pero, junto con Neo, se unió al grupo de incombustibles. Un apoyo único sin el que no sé qué habría hecho.
Al poco, cuando me permitieron acceder de nuevo al mundo de internet (y reconozco que fue demasiado pronto), se unió Wido. Siete, mi número de la suerte. Y allá íbamos.

Del tiempo que vino después no sé si merece la pena mucho hablar. La empresa se desintegró el mismo día de mi cumpleaños, el día en que volví a Sevilla e inicié mi aventura por intentar recuperar mi vida. Y todo lo que intenté recuperar a partir de ahí… todo lo que intentaba tocar se desintegraba. Excepto mis Siete Fantásticos.
Mi relación de pareja murió. Debería haber muerto junto conmigo, pero me resistí. Y me resistí tanto a perderla, que convertí mi vida en un pequeño infierno en el que debía estar constantemente demostrándole algo a alguien. Eso, cuando todavía no había recuperado la memoria. Cuando no sabía bien quién era. Y no tenía conciencia de mi vida.
Todo acabó, y Bau intentó sacarme del hoyo a toda prisa. Un trabajo, y a ocuparme. Con toda su buena intención. Y saqué muchas cosas de allí, de ese tiempecito. Pero me di demasiada prisa en incorporarme de nuevo al mundo sin saber nada de él. Y me di de narices.

Agosto fue un reencuentro real con el mundo. Con la familia lejana, y a la vez la más cercana. Aprendiendo a vivir sin mi abuelo, que acababa de irse. Y siendo cada día más consciente de qué habría supuesto para los demás mi desaparición.

Y Septiembre, el reencuentro de verdad con la realidad. Entre Septiembre y Octubre aprendí a vivir de nuevo. Y de Octubre a Diciembre he ido buscando de nuevo mi camino. Y todavía lo busco. Porque aún no lo he encontrado.
Ha sido el momento de hacer más progresos. En lo profesional, volver a clase. Clases, estudios… exámenes. Debería hacer las cosas de otra forma, pero me ha costado centrarme. Y ahora estoy en el momento de ‘espero que no sea demasiado tarde’. Reencontrarme con la gente. Con AsCII, Coque, Mauri… Javi y Lorena… con más gente de siempre, los ‘antiguos’. Con .NET y los nuevos neteros, que han hecho que muchos momentos juntos hayan merecido la pena… Con ellos además he tenido la oportunidad de experimentar. Aunque suene mal, han sido mi pequeño experimento. Gente que no me conocía de antes, sino que me conocían ahora. ¿Qué es lo que iban a conocer?
Todavía recuerdo aquellos momentos en los que me encerraba en mi cuarto, ya en Sevilla, y pensaba que ésto no era real. Que me había quedado tocado y que la gente callaba. Y que yo, en mi propio mundo, no era capaz de darme cuenta. Eso, aderezado por estar conviviendo en aquella época con un drogadicto… Hay veces que no te sirve lo que te dicen. Menos si son tus amigos. Porque están allí, contra viento y marea. Necesitas a alguien externo que te muestre el camino. Que te demuestre que sigues valiendo algo.
Ese alguien fue mi Séptimo Ã??ngel. Wido. Con él, y con un diario, me di cuenta de qué era lo que pasaba con mi vida realmente. Cuando dejé, en Julio y sin despedirme, de ver a mi psicóloga, cometí un error. Un gran error. No lo descubrí hasta Octubre. Hasta que me di cuenta de que ella no me psicoanalizaba. Lo hacía yo mismo. Y su esfuerzo, por lo que le pagaba, era porque hacía que durante dos horas a la semana estuviera dándole vueltas a la cabeza. Mirando atrás. Y analizando mi día a día. Por eso en Septiembre me tambaleé y me volví a caer. Porque una mente hecha trocitos inconexos no se puede recuperar en tres meses. Ni en nueve. Ni en un año. Pero hay que saber trabajar bien. Ser ‘informático para todo’, como dicen los buenos geeks. Y modularizar.
Empecé a darme cuenta de que me estaba aferrando al pasado. Que creía ser RaveN. Y que quería ser RaveN. Pero ya no era así.
Mis gustos han cambiado. Pequeñas cosas en mi forma de pensar y de actuar han cambiado. Detalles invisibles a ojos de unos, y magníficos a ojos de otros. Demasiadas cosas que me hacen mirar atrás y decir «¿pero cómo…?». Diego dice que todo el mundo cambia con el tiempo. ¿Un cambio tan drástico en tan poco tiempo? La última vez que Hugo se acercó a mí, después de haber salido del hospital, cuando me acompañaba en mis tardes de terapia, algo dentro se me encendía. Anteayer me despedí de él, y lo único que siento es un inmenso cariño. Lo quiero como lo que es: una parte importante de mi vida. Pero ya no queda atracción física. Hugo, y todos los demás. Mi mundo ha ido girando y cambiando, y ahora es distinto.
Recuerdo también cuáles eran mis procesos mentales antes. Cómo me enfrentaba a las físicas y las matemáticas. Y he tenido que aprender de nuevo. Mi capacidad de cálculo es distinta. Y mi forma de pensar, de solucionar los problemas, los desarrollos… soluciones vistas de hace un año y de ahora difieren totalmente.

El año para el bióxido todavía no ha empezado. Cada día comparto un poquito más con él. Y he tomado la decisión de dejarlo salir. No me pongo metas. Pero espero que muy pronto se adueñe de mi vida y podamos seguir juntos, sin tener conflictos de intereses. Que aprendamos a convivir. Y que, juntos, podamos construir una vida.

Una vez, hace mucho tiempo, escribí el STaND aLoNe CoMPle[x]. Una de mis bandas sonoras, que ahora simplemente es… un recuerdo. Ya no la siento. Ya no la comparto. Pero sí comparto parte de la conclusión. Antes de complementar a otra persona tengo que encontrarme a mí mismo.

Ahora, que estoy dudando, dentro de los cambios, si la informática sigue siendo lo mío, me quedo con la mejor frase del año. El deseo de año nuevo de mi madre, que comparto con vosotros y espero que hagáis también vuestro. Yo me lo he prometido.

Sólo espero que seas capaz de encontrar tu camino



3 respuestas a «Bi0[x]iD’s WaY oF LiFe»

  1. Más entradas de esta en tu bitacora y menos enlaces a frikadas!
    A seguir bien, y suerte con ese objetivo.

  2. Te admiro. Es lo único que se me ocurre decir.

  3. […] Hace casi 6 años, después de muchas circunstancias que marcaron una etapa, todo se volvió negro. Y después de un tiempo, volví a nacer. Y nació el Bi0[x]iD’s WaY oF LiFe. […]

Responder a Rosita FraguelCancelar respuesta