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Sábado

Después de un viernes absurdo, que terminó a la una de la mañana, te levantas de la cama. Todavía cansado del día anterior, y pensando en todo lo que queda por hacer.
No miras la agenda. Es sábado. No hay ganas. Son las 10 de la mañana, y hay que estudiar. Los apuntes me rodean en la cama (mi manía de dormir con algo), así que sólo tengo que atraparlos y tirarme de lado, con el cuaderno, a seguir con los ejercicios de física.

Música. Un poco de todo, pero terminando en la lista de reproducción con Los 40 Gotikales. Ahí se queda el resto de la mañana, mientras los discos giran y giran en mi cabeza, mientras las físicas y las matemáticas intentan fluir. A veces consiguiéndolo, a veces no tanto.
Me gusta todo esto. Pero no sé si es lo que quiero. Hace tres días me convencí de que, vaya a ser lo mío o no, no lo tengo claro y tardaré en tenerlo claro. Así que seguiré con lo que debo. Si he empezado algo, primero voy a terminarlo. Después, ya se verá.

(Una pequeña cita a Liniers).

A las 4 me levanto de la cama. Lo intento, pero me levanto a las 4 y media. Tengo un poco de hambre, y me decido a desayunar. Otto quiere salir, así que me decido también a darme una ducha. Tengo que prepararme para luego igualmente. He quedado para una cita de trabajo.
Nacho se levanta. Se ofrece a sacarlo. Desayuno, y me vuelvo a la cama. Ya no tengo ganas de estudiar, así que me pongo a ver Buffy. En inglés. Una de mis manías, ver las cosas en versión original. Y también un poco de preparación para la Erasmus. Que no me la darán (y si me la dan, la cederé o algo así). La Séneca no es una posibilidad para mí. Y ahora mismo tampoco sé si estoy convencido de mi proyecto de Informática Biomédica. El proyecto es bueno, sí. La idea es realizable. Y… como todo proyecto, si algún día ve la luz, podrá ser un éxito a mayor o menor escala. Suelo tener buenas ideas. Pero hay tantos parados… El Mac Club todavía no se está moviendo. Tengo fotos hechas, preparadas, vídeos pensados… pero todavía mi cámara por llegar, y cosas sin terminar.
Y más proyectos por ahí que siguen estando parados. Menos el que hoy me ocupa, que sigue adelante y está cogiendo buen ritmo. Aunque hace falta seguir animándolo.

Las 6. Estoy a mitad de capítulo.

Las 7. Me ducho. Y corriendo. Tengo que bajar. Después tengo una cena con un compañero de trabajo, que llevamos posponiendo toda la semana.

Las 8. Reunión de trabajo. Entusiasmo. Todo el proyecto aceptado. Genial. ¡Vamos!

Las 9. Carmen sale de trabajar. Me insta a tomarme algo con ella. Retraso la cita con Damián para la cena, y voy a comprar una botella de vino. Nos vamos a tomar algo, y no para de contarme sus planes de futuro. Lo enamorado que está su chico de ella. Y entra en otro terreno contándome todo lo que pasó la noche anterior. Pelos y señales. Demasiados, a veces. Me permito una o dos veces recordarle que yo hace mucho que… que estoy sensible, vamos.
A nuestro alrededor, en el Platea, 4 parejitas haciéndose mimos.

Las 10. Me recogen, y me voy de cena. Allí está Marcos. La cena, estupenda. Muchas risas, mucha charla… Damián y él hacen una pareja estupenda. Me tiro toda la noche respirando amor…

Las 2. ¡Voy tarde! He quedado con Darko en Decades. Pinchan estos niños. Entro y no están. Habíamos quedado a la una, y llegan a las tres. Vienen de un concierto en Salvation. Brutal metal o algo así. Ya no me asusto de nada.

Llegan por fin. Y tenemos una nueva parejita, absolutamente amorosa.
Sobre las 4 y media de la mañana me recuesto en una columna. Solo, mirando al infinito. Danny está pinchando una de las mejores baladas góticas que existen. Me toca hondo. Y me pongo a mirar a mi alrededor. Veo al doctor con las niñas. A Sara, a Pilar… Se les ve tremendamente felices, disfrutando de la fiesta. No sé si tendrá mucho que ver que van de poppers hasta las cejas, pero prefiero no pensarlo.
Veo a Darko por otro lado. Con Suse. Los dos, disfrutándose. La felicidad es patente en sus caras. Se nota el momento.
En el otro lado, Enrique. No sé por qué, pero lo noto hoy muy solo. Solo, y cargado de melancolía. No me he acercado en toda la noche a hablar con él. Se nota que hay algo que está haciendo que su corazón sangre a borbotones, y no quiere exteriorizarlo. No sé si soy el único que lo ve, o es visible para todo el mundo. Pero lo dejo, con su dolor. Sé que él no se recrea con todo ésto. Que lo padece. Y que le duele muy dentro. Porque, aunque no quiera mostrarlo, es un sensiblero.
La canción va llegando a su fin. Vuelvo a hacer un breve repaso con la mirada, y sonrío. No sé si por el ambiente gótico de la situación. O por todo lo que se ha unido en un espacio tan simple y pequeño. O porque… porque soy capaz de tocar con los dedos la absurda ironía de la situación. Y me siento bien.

Las 5 y media. Despedida y cierre. Pilar y David nos acercan. Otra parejita amorosa. Termino con Lourdes y Sara en ??taca. La una, con un amigo brasileño haciendo visitas continuadas al servicio. La otra, con su sempiterno botecito a punto de acabar.
Dentro, miles de personas. Hasta la bola. Pinchando, Mae. Alguien a quien la vida tampoco ha tratado todo lo bien que debiera, o que se merece. Pero que me alegra la noche. Y que me hace sentir bien cuando, hablando en la cabina, me da un amistoso medio-abrazo en el hombro.
Es de noche, y soy un objeto visible. Bailo, me muevo, veo gente, y también veo las reminiscencias de lo que ??taca fue un día. De ese mercado de carne que, a partir de ciertas horas, vuelve a aflorar. No como en aquella época, supongo. Y teniendo en cuenta de que estamos en la primera de las tres salas. Pero el ambiente, aunque cargado, se respira menos sexual que otras veces. Aún así, al final de la noche más del 60% de lo que veo son parejas.
Quizá soy yo.
Quizá ahora es que disfruto más con otras cosas.

Quizá, como dicen otros, es que me estoy haciendo viejo.

Puede que madurar no esté tan mal, después de todo.



Una respuesta a «Sábado»

  1. Me apetecería comentar, tal vez porque conozco a muchos de los que mencionas, aunque a ti no. Creo que hemos visto lo mismo en la misma persona… y lo siento.

    Me apetecería comentar pero igual no me siento con ánimos de hacerlo en palestra pública. Otra vez será.

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