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Bisen[x]ualidad

Anoche el destino se portó mal conmigo. Muy mal.
Salí del trabajo, pasé a saludar… Llamé por teléfono. Y por no tener ganas de ir tan temprano a casa a trabajar, me enganché. Y conocí a Dámaris (uno de esos nombres que piensas que sólo vas a escuchar una vez en tu vida y mira).

La odisea empezó para mí cerca de las siete y media de la tarde, aunque ellos llevaban desde las dos. Cerveza, cerveza, otra más, una más, otra… y mucha charla. De no querer ir a casa a trabajar, a terminar trabajando a destiempo y a deshoras, y a hacer de relaciones públicas con todo el mundo. Maldita deformación profesional.

Pero la cuestión interesante no fue esa. Sentados, en el Jackson, nos pusimos a hablar de la trascendentalidad de la vida y de las relaciones. De las posibilidades. De las formas. De que quizá Sergio no sea gay. Pero que con esa edad, dudar como lo hace, hace que tenga que plantearse muchas cosas y tenga que romper con su mundo (con su mundo tal y como él lo conoce). Que el choque es fuerte. Pero que es fuerte sobre todo porque, si es que se está planteando algo, lo que se plantea es un cambio radical. ¿Y por qué no uno más… pausado?

Siempre he pensado que bisexualidad se escribe con uve. Con uve de vicioso. Pero llevo años conociendo a Diego, y sé que le vuelven loco las mujeres, pero que ha llegado a querer a un hombre. Y conocí hace poco, en el Zifra(s), a alguien que me dio un punto de vista distinto, y me hizo ponerme de nuevo a pensar.
¿Y si la bisexualidad no es una falta de definición? ¿Y si en vez de ser el paso anterior es, precisamente, el paso posterior, la verdadera definición? ¿Saber realmente qué quieres?
Hace años decía que no podría enamorarme de un cuerpo. Que uno se enamoraba de una persona, de una mente, de un conjunto completo. Con el tiempo el carácter sexual de una relación tomó relevancia, y definí acoté.

¿Falta de definición? Rebecca ayer, probándose un corsé, hizo alarde de toda su sensualidad. Y fue capaz de tocar la sexualidad de todos los presentes.

La bioxidad es un grado. En el que hay que volver a planteárselo todo. Quizá, por qué no, también ésto.



6 respuestas a «Bisen[x]ualidad»

  1. Avatar de El punto de vista distinto
    El punto de vista distinto

    Me pareció ver en tu cara cierta expresión de shock absoluto cuando dije que me gustaban tanto hombres como mujeres. A veces me paso en mi función de ONG andante estilo «es mi misión en la vida que la gente deje de pensar que los bisexuales somos todos como Sharon Stone en Instinto Básico», pero si sirve para que alguien más piense un poco, bienvenido sea.

    Ahora bien: ¡nunca hay que confundir a un estupendo bisexual con un peligrosísimo heterosexual curioso!

  2. Seguiré diferenciando entre b y v, tranquila =).

    Todavía no tengo faltas de ortografía. Me enseñaron bien de enano =).

    La foto no te hace tanta justicia como a fansawe, pero pensaremso que es que sales de lejos =).

    Quizá me vuelva un poquito curioso (quién sabe :)). Pero heterosexual va a ser que no 😉

  3. ¿hasta que punto se es completamente hetero o completamente homo? Me niego a que existan los puntos extremos, porque uno se pierde la diversidad.
    Raven, sacame por ahí y te pago la cerveza! 😉

  4. Lo que me escama es que todos se parezcan a mí… 😛

    Hijo, a mí es que me han llamado de todo, desde maricón de playa porque me guste dormir con mi amigo Carlos y que se me quede su olor hasta homófobo por no querer besar a otro hombre.

    No se trata de teorizar, creo que se trata más bien de honestidad con uno mismo. A estas alturas he comprobado que con los hombres tengo un problema de atracción sexual, es decir, la de veces que he pensado que me casaría con Carlos o con Snake… si no fuera por que no tengo la más mínima gana de follármelos.

    Y mira que estoy hormonado yo…

  5. Es curioso como, a veces, el mundo gira a la vez que tu propia burbuja.

    Ultimamente me he planteado yo también eso, y me han venido a la mente infinidad de veces, las palabras de mi mejor amiga, Cris: «Mauri, tú seguro que eres…?». Al salir del curso, nos poníamos a esperar nuestros respectivos taxis en la calle y, de repente, podía pasar una tía despampanante y quedarme mirándola ya sea delanteras o trasera(o).

    Pensaba que a mi vejez (casi 26), ya tendría mi sexualidad más que definida, pero a veces de la nada aparecen ciertas incógnitas que hacen que el mundo conocido se de la vuelta…

  6. «Cuando busco un tío es para que me dé algo que no tengo con una mujer. Porque para el resto ya están ellas, ¿no crees?»

    Nia, te voy a matar. Empezamos una nueva serie de maldiciones que ya comparto contigo: El Heterosexual Curioso.

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