Sí, se casan. Después de tantos años, Manolo se casa. Con 25. Y está muy feliz con su niña.
Ay… es uno de esos momentos en los que piensas que ¡tus amigos empiezan a casarse! Jo… ya soy mayor…
Y ahora la parafernalia. La boda, este sábado. Va a ser genial. Y es una de esas cosas a las que voy porque sé que es única. Que no va a ser como las de ahora, que dentro de dos días, vete a saber qué pasa.
Y voy a ver a cientos de personas que hace muchísimo que no veo. A la familia. A los amigos de la infancia. Nos vamos a reunir un buen puñado… Va a ser como cuando me voy con Diego a alguna fiesta gitana (para ellos soy como de la familia), pero esta vez de la mía.
Todavía no sé si mi padre aparecerá. Tiene una de esas cosas mentales raras de que no sabe si voy a ir acompañado y… bueno, tonterías. Pero nos lo vamos a pasar genial. Va a ser una pedazo de boda.
Y yo me he decidido por ir vestido como una persona (como dice mi abuela). Porque primero pensé en ponerme el traje naranja. Pero claro. Si vas acompañado, eres cool y moderno. Si vas solo, eres un imbécil intentando llamar la atención.
Después piensas en el traje de chaqueta con chaleco, con una camisa naranja butano (butano). Y bueno, eres un farolillo para tu acompañante (en este caso mi madre). Así que me he decidido por ser clásico, y voy con camisa azul oscura.
Eso sí, con el pelo recién pintado, con las mechas rojas fuego. Porque de alguna forma tengo que dar la nota… si no, no soy yo (y con una chapa naranja, que tengo que ponerme algo de color…).
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