Una de la mañana.
– Rafa, bájate un momento, que estamos aquí tomando algo debajo de tu casa.
Rafa apaga la arguila. No la enciende desde hace un mes, y había un post que escribir. Se pone una camiseta y sale. De guarro. Sin afeitar. Móvil y llaves encima únicamente.
Son las nueve menos cuarto. Otra vez.
Y, desde hace dos semanas, siempre es la misma función.
(Más en la segunda parte).
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