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Tribus urbanas: Hipsters

Los hipsters son los antiguos emos.

De repente escuchas esto por la calle, y no le das importancia. Pero después, sin saber por qué, empiezas a darle vueltas y vueltas y vueltas… y empiezas a sacar conclusiones interesantes. Porque, evidentemente, esta afirmación no es real. No en un 100%. Pero puede que sí en un 30…

El efecto pegatina

Hace unos años, en Jerez, el movimiento emo cambió de denominación a movimiento pegatina. Hubo un tiempo en el que todos los chavales vestían de góticos, con sus cadenas, todo de negro, peinados imposibles, y un poco de color chillón en el pelo. ¿Sabían algo de cultura gótica? No, ni lo necesitaban. Iban moviéndose por el mundo, viendo las cosas que les gustaban, y las iban añadiendo a su estilo personal.

Nosotros dejamos de llamarlos emos porque poco tenían que ver con el post-hardcore punk (casi todos ahora mismo preguntarían que qué es eso) y sí tenían mucho con el comportamiento animal. Porque es muy sencillo. A chico le gusta chica. Chica dice ‘qué guay ese tío’. Y chico añade a su vestimenta, gusto musical, actitud, estilo lo que haga falta. Somos animales sexuales. Eso es así.

Dir en Grey
Dir en Grey

Para seguir ampliando definiciones:

 Compañeros de viaje

Los pegatinas no están solos. Dentro de su misma categoría podemos encontrar a otras dos subculturas que comparten su mismo destino: los gafapastas y los pagafantas.

Los verdaderos precursores del movimiento hipster son los gafapastas. Lo digo ahora, antes de seguir, porque no quiero herir sensibilidades. Son ellos. Es su digievolución. Es su derecho de nacimiento. No se lo quitemos que son capaces de hacernos una camiseta.

Pero no son los únicos que han digievolucionado en hipsters. Les ha ocurrido lo mismo a sus compañeros de viaje. Este salto cualitativo viene normalmente precedido de un trauma que será imborrable durante el resto de sus vidas, y que los marcará para siempre: encontrar pareja. Y ese trauma es definitivo si es la persona de la que han estado enamorados toda la vidaEste evento marcará un antes y un después en sus vidas, y les harán creer que todo es posible. El problema es que también empezarán a creer que son cool, y empezarán a adquirir para sí todas las modas que vayan apareciendo. Se convertirán así en una mezcla entre early adopters trendsetters de tendencias, tecnología y moda.

Hipsterismo

Cuando uno es hipster, intenta encajar. Y como tienes amor y has dejado de ser un friki, un nerd o un pagafantas, todo es guay y todo está permitido. Primero las gafas de pasta. Después, los cuerpos cubiertos de tatuajes. Añadimos los pantalones de pitillo. Las zapatillas de lona. Y ahora… ¡barbas! Sólo para hombres, ojo, aunque haya mujeres que también lo intenten.

Pagafantas del mundo, mantened la esperanza. El movimiento hipster os espera. Os necesita. Necesita que Milán deje de ser la ciudad donde la gente no sabe vestirse. Esto tiene que convertirse en un movimiento global. Pijo. Hortera. Pero sobre todo, por encima de todo, lo más caro posible para vuestros bolsillos.

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El experimento sociológico

Este año, y a raíz de una serie de acontecimientos acaecidos en el último mes, me decidí a llevar a cabo un experimento sociológico en la III Beers & Blogs nacional del Evento Blog España.

La ejecución del experimento fue bien sencilla. Sólo hubo que abrir el armario y coger la camiseta a rayas naranja y negra de manga larga, los pantalones de cuero, y las botas militares. Después, ir al baño y utilizar la espuma y el lápiz de ojos. Y aderezar todo eso con un pequeño collar de pinchos. Ahora sólo había que esperar las reacciones.

De camino a Isla Mágica iba pensando en las posibles reacciones que me encontraría. No soy ajeno a ellas, pero tenía curiosidad por ver quién se sorprendería y quién, a raíz de mi vestimenta, cambiaría su actitud (y ahora me estoy dando cuenta de las pintas que llevaba cuando estuve hablando con @MiriamReyes).

Este experimento no está hecho para sacarle los colores a nadie. Sólo es para ilustrar que la gente cambia su comportamiento con algunas personas de forma permanente después de encontrarse con situaciones determinadas. La cuestión es cuando ese cambio de actitud aparece en el momento en que descubren que eres homosexual.

Vamos a ver, melones del mundo. Por un lado existen las tribus urbanas, y de eso hemos hablado aquí muchas veces. Gente con una ideología, con una forma de ser, unas tendencias… Y aquí tenemos a las pijas, los góticos, los punks, los emos… Y también a las divas, las locas… Seamos adultos y aprendamos a diferenciar.

Por favor, cuando veáis a alguien comportándose por la calle de forma amanerada, gritándole ordinarieces a todo el mundo, o subiéndose a una carroza medio desnudo con una bufanda de plumas y el cuerpo cubierto de brillantina (o como se llame lo que se ponen), no generalicéis. Tal como lo pueden ser los góticos, o los pijos, son una tribu urbana.

La única diferencia entre un heterosexual y yo/nosotros/cualquier homosexual es que, cuando llegó el momento de que despertara nuestra sexualidad, descubrimos que nos gustaban los hombres, como al 70% de las mujeres y al 40% de los hombres (no es una estadística contrastada, por si alguien va a gritar antes de tiempo).

Jode mucho, muchísimo (a veces de forma infinita) que cambien el trato con alguien por algo tan absurdo e irrelevante. Ponte ahora que lo estás leyendo en este lugar, a este lado de la pantalla. ¿A cuántos de tus amigos, de tus conocidos, de tus contactos, de tus clientes, les afecta con quién compartes tu vida y tu cama? ¿Por qué hay que perder relaciones, contactos, amigos, por una cosa tan estúpida?1

Vamos a plantear otro experimento. Durante un día, vais a tratar de forma distinta (como si hubieran nacido con una disfunción, elegid cada cual la que queráis) a la gente de vuestro entorno que fume. Si os preguntan la razón, decidles que es porque fuma. Y, si da la casualidad y sois homosexuales, hacedlo también con los heterosexuales. La razón, la misma: porque son heterosexuales. Coged un cronómetro y medid cuánto tiempo tardan en mandaros al carajo. Si alguien tarda más de 10 segundos, es que es muy lento de reflejos.

Lo interesante de este experimento es que, a partir de ese momento, tendréis la autoridad moral de poder mandar tan lejos como queráis a cualquiera en cualquier momento. Y os sentiréis bien. Porque habréis ayudado a la gente de vuestro alrededor (a quien lo necesite) a entender que han estado haciendo el tonto (aunque hay gente que no cambia, qué le vamos a hacer, tampoco somos una ONG y no vamos a perder más tiempo en ellos). Y porque a veces la presión externa es tan grande que podemos llegar a creernos que de verdad tenemos algún problema, y esto nos pondrá de nuevo los pies en la tierra.

En serio, hacedlo. Os vais a sentir mucho mejor. A ver si así conseguimos que la gente deje de poner etiquetas y empecemos todos a comportarnos como personas.


1 Aquí escribí más preguntas porque me emocioné, pero no vienen a cuento en este artículo. Igualmente, las guardo aquí por si alguien quiere comentarlas.
¿Por qué la homosexualidad es un arma electoral? ¿Por qué tanto revuelo con el matrimonio, si sólo hay que cambiarle el nombre para que sea con gente de mismo sexo (homomonio, como planteaba alguien antiguamente) y dejamos de tocar las narices con cómo llama a las cosas la Biblia? ¿Por qué permitimos que una religión de hace dos mil años machaque toda una historia de relaciones homosexuales desde el principio de la humanidad? ¿Por qué todos los reyes católicos han tenido chicos de compañía y para el pueblo las relaciones con el mismo sexo estaban prohibidas/eran pecado?