Este artículo tenía que haberlo escrito esta tarde. Ahora, después de haber visto Ágora, tengo clavada la espina del sinsentido del catolicismo, una religión de la religión, que ha demostrado a lo largo de los tiempos, e incluso hoy en día, que la forma que tiene que tratar aquello que no entiende es eliminarlo, y que también se lo llevó por delante a él.
Hoy hace 11 años que Matt no está con nosotros. Creo que todo lo que tenía que escribir lo escribí ya [10][9][8], pero no puedo dejar de recordarlo.
Cada vez que hay alguna intención de esconderse, de utilizar la tercera persona, de hablar con términos ambiguos políticamente correctos, recuerdo que hay que hacer justo lo contrario. No ponerse una bandera en la frente. No gritar nuestra condición sexual. No hacer que todo el mundo se dé cuenta de forma evidente. Decir no a que sea una forma de vida.
Pero sí no escondernos. Ser, en todo momento, nosotros mismos. Sentirnos libres. Sentirnos humanos. Completos. Es nuestro derecho.
Matthew Shepard (1976-1998).
Lost, but never forgotten.
Make a difference. Light a candle.
Esta noche en casa una vela brilla por ti.
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