– Hola. Venía a por un cargador para el iBook, que me lo he dejado en la otra punta de España.
– Pues va a ser que no me quedan (qué raro, el índice de bioxidad aumenta).
– Vaya.
– Sí.
– Pues necesito uno.
– Lo más que puedo hacer es decirte que puedes venir aquí a cargarlo cuando quieras.
– Hmmm… vale. Yo trabajo de noche. Dame la llave de aquí (yo y mi últimamente humor ácido).
– Espérate… a ver si encuentro una solución…
El iBook que tienen en el muestrario está apagado. Tengo su cargador, a mitad de precio.
;o)
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