Este fin de semana hemos podido ver, por fin, el final de una saga.
La saga de Harry Potter comenzó en cines en 2001, hace 10 años. Ha acompañado a niños y no tan niños durante una década, conformando una gran parte de la niñez, adolescencia y juventud de muchos. Un puñado de generaciones han vuelto a creer y recrearse en mundos mágicos.
Soy fan de los libros de Harry Potter. Uno de esos fans raros que tienen la colección completa en su edición original, en tapa blanda y en inglés. Me parece una historia bien hilada, bien contada, y muy dirigida al público que quiere llegar.
El problema de la saga de Harry Potter llega con sus películas. Todo empieza con unos actores que empiezan a rodar con 9 y 10 años pretendiendo tener 11, y terminan con 21 pretendiendo tener 17. Los productores, durante estas películas, empezaron haciéndolo bien. Muy bien, diría yo. Seleccionar como director de las dos primeras películas al grandísimo Chris Columbus fue, también, un grandísimo acierto.
En la tercera película, los productores y J.K. Rowling decidieron que, como los personajes iban creciendo, también había que cambiar el enfoque por uno menos infantil. El fichaje como director de Alfonso Cuarón fue también acertado en este caso, aunque se notó la pérdida de Chris Columbus en la dirección.
El resto fue de mal en peor. Parecía que no se dieran cuenta de que la forma de intentar que sus películas fueran más adultas iba asociado de forma natural a que sus actores iban creciendo. Que la calidad interpretativa de Emma Watson ha ido creciendo con el tiempo. Que Maggie Smith y Gary Oldman suelen ser garantía de éxito… Algo debió cegarles en su intentona de conseguir hacer un drama épico que pudiera competir con Crepúsculo (pequeño gran error) que les empujó a elegir a David Yates para las tres últimas películas.
Si algún día te sientes con ganas, siéntate a ver todas las películas de un tirón (una por día de la semana, una por semana…). Verás cómo a partir de la cuarta la historia se va desinflando, se nota que no se le saca todo el potencial que se podría, y que cada vez se hace más y más oscura.
Por supuesto, es sólo mi opinión. Creo que ese giro tan oscuro no ha beneficiado a la franquicia y que lo han sufrido en las entregas de premios. Y seguro que, aunque se hayan hecho de oro, las potenciales recaudaciones también lo han sufrido.
Aún así, 8 películas (¡8!) sobre una sola serie sin pinchar estrepitosamente en ninguna es un logro impresionante.
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