Esta noche he salido a la Alameda. Un rato. Iba a buscar a un amigo. Necesitaba su teléfono para un trabajo. Por fin lo tengo. Pero de paso me he encontrado allí a los fotologgers.
Entre una cosa y otra he ido a casa dos veces (a recoger y a soltar a Otto, que le he ido a dar una vuelta) y me han dado las tres de la mañana. Hora a la que ya llevaba un buen rato conversando con nosotros Angelitta la Perversa (qué también es fotologger, son como una secta (y no es coña, ellos mismos lo admiten)). Y…
¿Creéis en el amor a primera vista? Hace nueve meses, más o menos, entré en el Avenida. En la zona lateral, la hamburguesería extraña a la que vamos siempre a tomar zumos (publicidad gratuita, pero es que están geniales). Mientras estábamos allí (Arancha, su niño y yo, si no recuerdo mal, porque lo recogíamos para pasar un fin de semana en Sevilla) apareció un grupo de chavales. Y me quedé prendado de uno de ellos. Me pareció simplemente perfecto. Me quedé mirándolo. Y mi pensamiento fue el de siempre: ‘esperemos que cuando hable no meta la pata’. Y cuando lo vi hablando con una amiga para pedir lo entendí. «No va a meter la pata» fue mi pensamiento. Y ese día me acosté pensando en que tenía que aprender lengua de signos.
Hoy Angelitta se ha separado del grupo y se ha puesto a hablar con alguien. Por signos (nunca dejará de sorprenderme esta… mujer). Y lo ví. Allí estaba. Pero no era igual. Con el pelo más largo, con un poco más de peso (estaba muy delgado), con esa cara y esa sonrisa perfectas. Más maduro, ya con sus 21 años tan bien puestos…
Si hubiera estado en mi fase ‘mono’, por decirlo de alguna forma, habría sido capaz de hacer algo parecido a lo que hice antes de navidades. Acercarme, romper todas las barreras, y presentarme. «Hola, qué tal. Me llamo Rafa, mi grupo sanguíneo es tal (los japos se presentan así, ¡y yo no me sé mi grupo sanguíneo!) y tienes una mirada maravillosa. Es algo que sólo he conseguido hacer dos veces en mi vida. Y las dos han sido después fruto de grandes anécdotas.
Pero no. Allí estaba. Mirando embelesado a un chico que prefiere leer los labios (y que se los lean) a hablar con las manos. Y justo en el momento en que me miraba, sin darme cuenta, lo único que pude articular, desde lejos, fue un «qué guapo es. Y tiene que ser un encanto».
Se dio la vuelta y entró en el local. No sé si esperaba alguna otra acción por mi parte. Pero la mía, después de haber metido el gambazo ante alguien que no conocía, fue la de siempre. ‘Adiós, chicos, me voy a casa’.
Mañana no se acordará de mí. Ni siquiera hemos hablado, y es posible que no lo hagamos nunca.
Pero la vida sigue y tiene cosas divertidas. Porque, como dice Jesús, el menú está ahí. No pasa nada por mirarlo de vez en cuando.
P.D.: Hoy Kilip falló a la cita de .NET. Prometo seguir dándole calor por IRC para disfrute de los neteros. Y no, no me olvido de que también tengo que explicaros lo que es un Tostavale :o).
4 respuestas a «Angelitta La Perversa»
Un fotolog bastante entretenido 😀
No para, vamos.
ANDA, que guaaaapa!! Me encantó el maquillaje, blanca como la nieve, guapísima!!!!!!!!!!!
Un beso, a mí también ME ENCANTA maquillarme, podemos cambiar unas tips.
habrá que invitar a los fotologgers a la KDD 🙂
Estarán encantados 🙂 aunque será complicado presentarlos 😛