Año 2007. No tenía muchas ganas de hablar de política en realidad, pero entre unas cosas y otras al final terminan tocándote las narices. Piensas que no tienes que escribir nada. Pero el mundo es de la gente que se moja.
Porque da coraje hoy día escuchar la radio. Cuando empiezan a sonar, después de un atentado, tantas voces, piensas que van a decir algo inteligente. Después de la primera hora, sólo un pensamiento: ‘La derecha estará contenta‘. Y es muy triste pensar eso.
Hoy sólo se escuchan cosas como ‘Es que con esa gente no se puede negociar‘, ‘no deberían haber hablado con ellos nunca, no se puede hablar con ellos‘. Si bien es cierto que nuestro mayor fallo es seguir comparándonos con el Sinn Fein, no podemos pensar que por no ser ellos todo cae en saco roto. Porque si todo ésto hubiera salido bien, serían héroes dentro de un tiempo. Y ahora se pide su cabeza. ¿Por qué? ¿Por haber tenido nueve meses de tranquilidad, de viajar por todas partes sin el miedo constante? ¿Por que se valoren las vidas, y no sean simples números? ¿Porque, aún en esa situación, la Justicia siguiera funcionando?
Hagamos predicciones. Quizá dentro de dos años volvamos a tener a la derecha en el poder. Quizá entonces vuelvan los diálogos. Quizá entonces vuelva la paz. Quizá en ese momento, los rojos serán el ejemplo de lo que no se debe hacer. Y entonces quizá se recuerde al bigotes como a un Dios, y se le coloquen los laureles de ser el primero que inició aquellas conversaciones. Hasta entonces, ese momento político no habrá existido. Y todos los demás seremos criminales de guerra.
Democracia. Algún día entenderán que no es una lucha de uno contra uno. Que el pueblo quiere que se sienten en una mesa, y atendiendo al peso que tengan en ella tomen decisiones conjuntas que hagan que la sociedad evolucione para bien. No lo han entendido nunca. Se han quedado en la lucha de poder. En la del oportunismo. Y, sobre todo, en la del dinero.
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