Porque lo que tengo no es suerte. No. Es un imán. Es algo que hace que la Benemérita tenga ganas siempre de pararme. Y siempre, con mala suerte.
Vamos en la furgoneta. 5 personas, volviendo de Ávila. Una rasca bastante impresionante (deberíamos andar rozando los 0ºC, la llamada temperatura de congelación de los espermatozoides). Y en esto que el viaje de vuelta, cansados de dar vueltas por la muralla y en el trenecito, se ve interrumpido por dos señores agentes muy poco simpáticos con penes luminosos (también llamados palitos de luz).
Total, que nosotros vamos llegando, y uno de los señores vestidos de guardia civil (esta vez sin bigote) nos da el alto con el palito de luz. Así que nos paramos. Uno se acerca por cada lado, le dice al coche que viene con nosotros que siga hacia adelante, y empezan a mirarnos mucho, linterna en mano.
Y ¡casi! nos dejan irnos sin más. Pero no. Fueron a pedirnos la documentación, y al final nos dijeron que no hacía falta.
– Os voy a ser sincero. Estamos haciendo un control de estupefacientes. Así que si tenéis algo, sacadlo ya.
(Silencio).
Imagináos. Lo único que llevábamos eran yemas (dulces típicos) para las respectivas familias. Así que, como no les hemos dado el poquito de hachís que seguro deberíamos de llevar (5 personas entre 25 y 30 años en una furgoneta a esas horas un viernes noche), ¡a bajarse del coche! En camiseta y sudadera, y con toda la fresca, a las nueve y media de la noche. Y a revisar tooooodos los bolsos, bolsas de regalos, espacios en el coche, ¡carteras!, cacheos… Y eso, mientras estamos a una distancia prudencial (unos 5 metros) del coche con uno de los agentes, pasando fresquito. Una curiosa técnica de disuasión que nos tiene a todos ahora con mal cuerpo y tosiendo.
Pero después de mucho buscar, encontraron algo. Llevaba en el bolso la navaja. Una Victorinox del ejército alemán, regalo de Javi Armadillo.
Y, como siempre, hubo que decir el ya consabido ‘sí, no sabía que la traía aquí, no suelo llevarla encima’. A lo que respondió con un ‘he visto que tienes un carnet scout y por eso no te la voy a quitar‘. O, lo que es lo mismo, sé que te conoces la legislación y, aunque me gusta, si te la quito vas a ir a reclamarla y te la van a devolver, así que no me la puedo quedar.
Fue gracioso, porque a su compañero se le encendieron los ojos cuando la vio. Una lástima :).
Ampliando un poco de legislación,
En España, según el reglamento de armas, cualquier navaja menor de 11cm de hoja (excepto las automáticas) son legales pero todas se consideran armas blancas y se deja al «prudente» criterio del agente el decidir si debes o no llevarla encima en un momento dado. Si decide que no, son 300 euros de sanción administrativa y destrucción de tu pequeñina, salvo que recurras y ganes, lo cual suele suceder en muchos casos «no flagrantes» como son intentar colarte en el Prado con ella o en el Camp Nou en un Barça-Madrid. Si te pillan con ella en un pub, de noche y «tocado del ala» -o no- te aplican la Ley de Seguridad Ciudadana (Ley Corcuera) y entonces vete agarrando que vienen curvas. Por pequeña y muy legal que sea.
Lo divertido es cuando uno sale de campamento.
Si tienes un machete de campo, te lo puedes llevar y utilizarlo allí. Pero no puedes transportarlo hasta allí (es decir, tienes que buscar alguna puerta espacio-temporal para que llegue).
Una amiga me comentó que se puede pedir un salvoconducto en la Guardia Civil. Pero que tampoco puedes ir a la Guardia Civil con el machete para identificarlo y decirles que te lo llevas, porque está prohibido. Y también incurrí en la ilegalidad cuando lo compré y lo transporté a casa. Y el de la cuchillería supongo que tendrá una ristra de multas cada vez que le llega material nuevo. Y…
Cuando me entere de cómo va el asunto os cuento. Que me interesa y me pasaré a ver.
P.S.: La navaja tiene una hoja de 111mm. Justo para que la legislación se entienda como se quiera.
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