Después de un tiempo dejándome crecer el pelo (y sufriendo el verano, de paso) ya tengo una longitud considerable.
Es hora de decir qué nuevo corte me haré y, aunque lo tenía claro desde un principio, tiene que gustar también en casa, cosa que lo hace más difícil. Y es que en cuestión de pelos he cambiado mucho durante toda la vida.
Lo divertido de esto ahora es buscar estilos por internet. Se encuentran cosas como la de la imagen de aquí abajo, incómodo cuanto menos para ir a una cafetería. Y mil kilos de laca/gomina.
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