Tengo un artículo pendiente. Su título, Imprescindibles un día, transparentes 1,460.
Llevo días queriendo ordenarlo y escribir sobre lo solos que estamos en este mundo. Sobre cómo las redes sociales nos mantienen conectados, y nuestros políticos, aunque las usan, hacen oídos sordos.
Muchos puntos quería tocar. Y hoy se resumen todos en uno. He visto las portadas de los periódicos. De los nacionales y de los internacionales. Después de 5 días, existimos en España. Porque hace 2 empezamos a existir en el resto del mundo, y nos dieron la cobertura que necesitábamos. Nuestro sistema, dejado en vergüenza y evidencia por los que sí se dedican a comunicar en el resto del mundo, no ha tenido más remedio que claudicar y llenar periódicos, radios y telediarios con lo que está pasando en la calle. No, no somos un puñado de jóvenes antisistema. Somos muchos, y estamos hartos.
No es posible entender que, en un mundo global, con las tecnologías de la comunicación que existen ahora, votemos una vez cada 1,460 días para elegir unos representantes, CON LISTAS CERRADAS, para gobernarnos durante 4 años.
NO. Yo quiero votar a tres personas. Puede que no sean ni del mismo partido. Son las que me infunden confianza. No quiero votar a su lista. No quiero que sea el número 10, quiero votar para que sea el número 1. Y quiero que utilicen alguno de los medios de comunicación que tienen a su alcance para dialogar con nosotros. Para preguntarnos de vez en cuando. Para pedirnos opinión. Para escuchar, de verdad, la voz del pueblo. Para no hacer lo que les de la gana o lo que les digan un puñado de asesores. No dudo de su capacidad, o de su formación. Dudo de que, después de un tiempo gobernando, sean capaces de darse cuenta de lo que realmente ocurre en la calle, porque ya no pertenecen al círculo de la calle, sino a la mal llamada clase política, que vive como en una esfera distinta.
Quizá el domingo, en las urnas, otra vez no haya nada que hacer. El desconcierto es grande. La ley electoral actual hace que cualquier voto que no vaya para un partido (sea nulo, en blanco, o inexistente) prácticamente no sirva para nada. O sí, pero nadie lo tiene claro, y las informaciones de unos y otros son contradictorias (intencionadamente) para mantener la confusión. Y eso se notará este domingo.
Esta ley electoral necesita un cambio. Yo sólo planteo dos, que me han hecho indignarme todas las veces que he votado.
- Quiero que mi voto cuente. No quiero que, si me quedo fuera de una cuota, no sirva para nada. Todas las veces que he votado en estos 11 años mi voto ha quedado fuera de alguna cuota.
- Quiero poder elegir a quién voto.
No voto en Sevilla, sino en el pueblo que me vio nacer. Tengo claro a quién quiero votar, a quién quiero en la alcaldía del pueblo. El partido le obliga a llevar una lista, puesta por ellos. Aunque se presente a la alcaldía, es sólo el reclamo para que los números 2 y 3 de esa lista vuelvan al Ayuntamiento. Pues bien, NO quiero que mi voto sirva para que los que siempre chupan del bote puedan volver a entrar en el Ayuntamiento y seguir haciendo lo de siempre.
Es este sistema actual el que me obliga a votar en blanco. Si llegaran al Ayuntamiento gracias a mi voto, no me podría quejar. Habría ejercido mi derecho a voto, y me sentiría sucio durante cuatro años.
Muchos necesitamos que esto cambie. Por eso, mañana nos volveremos a ver en las calles.
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