Tenemos un perro raro. Lo hemos pillado con medio cuerpo metido en la lavadora, y he ido a echarle la bronca. Pillado con las patas en la masa.
Después de llamarle la atención, he ido a la lavadora, la he girado, y me he encontrado con que había metido su juguete dentro.
– ¡Ha metido el juguete en la lavadora!
– Pobre. Querrá lavarlo.
Y cuando te entra la risa tonta, lo único que te queda es darle el juguete al enano, y que se vaya al patio a jugar.
Entre el perro y el dueño, y después de media tarde escuchando a Carmina Barrios y a Yolanda Ramos teniendo una conversación digna de El loco de la colina, no hay forma de ponerse serio en esta casa.
Deja un comentario