Llevo semana y media pudiendo centrar la vista a todas horas, y ya llevo dos libros terminados. Y empezando el tercero.
Me he ido a la literatura juvenil. Libros rápidos de leer, interesantes, que mantienen el foco de atención, y muy amenos. No es novela histórica, ni nada muy avanzado de programación, pero ayuda a recuperar el hábito de leer un capítulo antes de dormir, y a forzar un poco la normalidad.
Todavía me queda ordenar un poco el artículo del 2015, pero sin prisa. Mi próxima aventura es ir a dar clase este jueves en transporte público. Cosas de estar sin carnet de conducir… pero eso es historia para otro día.
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