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César

El día que quedé con César fue delante de una cerveza. Aproveché mi medio día libre para quedar con él y conocernos.
Me busqué el local que más me había gustado de todos los que me habían enseñado en esos días, me pedí una buena cerveza (qué buena está la Madriguera tostada) y me senté a esperar.

Al poco rato César apareció por la puerta. Con su gran sonrisa puesta, nos saludamos, se pidió otra Madriguera (ésta rubia), y nos sentamos a charlar.

César no es una persona sencilla. Me cuenta cómo su infancia fue difícil. Padres, madres, tías, casas separadas, realidades distintas, escasez de dinero…  Y habla con cierta naturalidad, como aquellos que conozco de Venezuela y El Salvador, de mi amigo al que mataronmi primo al que mataron. Son cosas que, por muchas veces que las escuche, me niego a naturalizar. Me habla de muchas cosas personales. Y me sorprendo, aunque ya nos conozcamos un poco por redes, de que sea tan transparente.

César está convencido de que tiene una misión. Dice que si está en este mundo, es para hacer de él un sitio mejor. No sólo para él. Para todos. Le hablo de los scouts, que ni siquiera conoce, y de la educación en valores. De cómo trabajamos nosotros, de cómo nos organizamos. De nuestro lema. Piensa globalmente, actúa localmente. Le hablo de algo que él ya está haciendo. Sabe que hacerse oír no es fácil, y por eso está estudiando interpretación. Porque después de ponerse delante de un espejo y verse, y ver el mundo que le rodea, le ha parecido la mejor forma, la más efectiva, de poder llegar a la gente. De inspirar a los demás. De enviarles un mensaje. De ser un motor de cambio.

Me encuentro en una situación de privilegio. Por un lado, porque un local ha quedado conmigo. Normalmente no quedan con nadie a través de internet por la peligrosidad. Porque con quien estés hablando sea alguien que quiera robarte, o algo peor. En ese aspecto, ser extranjero ayuda. Y las redes sociales (twitter, instagram, facebook), que te hacen una persona real y con pasado, también.
Por otro lado, por haberme encontrado con él. Porque en las seis horas que me ha regalado y hemos pasado juntos, ha renovado mi visión sobre el mundo. Sobre lo importante. Sobre lo efímero. Sobre cómo hay que disfrutar la vida y el tiempo que tenemos. Recuerdo cómo me hablaba, con pasión, de sus dos mejores amigos. De lo mal que lo pasó cuando durante un tiempo dejaron de hablarse. De cómo todos pensaban que había perdido su chispa, su luz, su alegría de vivir. Recuerdo cómo me dejó entrever, y a la vez me dejó meridianamente claro, que para él la vida no está en las cosas materiales, sino en las personas, en las relaciones, y en las experiencias.

Y al final, se resume todo en lo mismo. En que tu paso por este mundo, aún siendo efímero, no sea irrelevante. Y siempre recuerdo ese inicio de curso que una vez leí por tumblr.

You all have a little bit of ‘I want to save the world’ in you, that’s why you’re here, in college. I want you to know that it’s okay if you only save one person, and it’s okay if that person is you.

Todos vosotros tenéis un poco de «quiero salvar el mundo» dentro. Por eso estáis aquí, en la universidad. Quiero que sepáis que está bien si sólo salváis a una persona. Y estará igualmente bien si esa persona sois vosotros mismos. 

No perdáis el norte. Como en los aviones, la primera mascarilla de oxígeno es para ti. Porque si tú no estás, no podrás ayudar a nadie más. Tomaos todo el tiempo que necesitéis. No tengáis prisa. Tened un interior sólido. Ayudaos de lo que os apetezca para hacerlo. Y cuando os hayáis asegurado de que todo está bien, seguid adelante.

Muchos lo que buscamos es el leave an impression. Que quede algo de nosotros. Siempre le decía a mis scouts que hay que hablar de la gente. Que eso de de los muertos no se habla es una cosa muy antigua. Muchas veces he pensado que una persona está realmente apagada cuando ya no creas más recuerdos con ella. Pero la vida me ha enseñado que muchas nuevas experiencias pueden venir sustentadas en recuerdos, y que eso hace que alguien que ha sido importante para ti siga marcando parte de tu futuro. Pero el cambio de verdad viene en los que buscamos el make a difference, el primer lema de la Matthew Shepard Foundation. Haz que importe, crea algo distinto, llega a la gente. Sé su inspiración. Su motor del cambio. Da igual si es a pequeña escala. Da igual si es sólo a una persona. Lo importante es que lo hagas. Y, por supuesto, que también te dejes inspirar.

Por eso creo que movimientos como los de Platzi son tan importantes. En otro mundo, en otra realidad, están trabajando en una educación formal online, accesible, dirigida, organizada. No sólo en el mundo digital, ahora también ampliando a otros campos. Porque encontraron una forma de ayudar a la gente, de darles una salida profesional. De ofrecerles otra opción para que puedan ser dueños y dueñas de su futuro. Por eso cada vez que me llamen, por mucho que el viaje sea una aventura, me plantaré en Bogotá, o donde sea, para formar parte de todo eso.

Y por eso, cada vez que tenga la oportunidad, me sentaré a tomar una cerveza con alguien con quien haya conectado. Porque de César, Celis, Paula, Diana, Nicole, Belén, y Juan Pablo, he aprendido muchísimo en este viaje. Porque me encanta sentarme a escuchar, a aprender. Porque comentaba con César que echo de menos esos momentos de cuando éramos pequeños, que él me contaba que ellos siguen teniendo cada vez que se juntan en familia. Esos corros en la cocina o en el salón, donde la abuela, o la madre, cuentan historias que son puras enseñanzas de vida. Porque tampoco debemos dejar que el progreso elimine la tradición. Tratemos las herramientas como son, herramientas. Y dejemos que nuestras vidas se llenen de momentos.


Quizá penséis que tengo un millón de cosas más que contar del viaje. Las tengo. Pero César ha sido, es, y será importante. Gente como él, de la generación posterior a la nuestra, son los que continuarán con nuestro camino, con todo lo que hagamos.

Por eso es importante también que les allanemos el camino. Que los que participamos de una filosofía de Software Libre sigamos compartiendo, de forma abierta y gratuita, nuestro conocimiento para que los que vienen detrás puedan hacer buen uso de él. Que sigamos participando en eventos. Que sigamos siendo críticos con la vida, y amables con las personas. Que sigamos denunciando las injusticias. Y sigamos apoyando a las minorías oprimidas. He tenido y tengo la suerte de pertenecer, por educación y nacimiento, al 3%. Y voy a explotarlo.

Aunque ese día estuviéramos uno junto al otro, casi 8 mil kilómetros nos separan ahora a diario. No sé si algún día volveré a ver a César en persona, aunque sigamos interactuando por redes a diario. Lo que tengo claro es que seguiré trabajando, como hasta ahora, para que cuando llegue a nuestra edad el mundo sea un poco mejor de lo que lo encontramos nosotros.

Recordad siempre dejar un legado. This would be my monument.



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