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Día 47: Confinamiento

A partir de mañana los menores de 14 años pueden salir. Los de 14 a 18, se supone que son suficientemente mayores para poder salir si les mandan a la compra ?, que parece ser lo mismo. Aunque parece que no vamos a tener que esperar mucho para que a partir del día 2, 53 días después, tendremos permiso para salir una hora al día a pasear, hacer ejercicio y demás.

Hace un par de días un amigo, residente en San Francisco, subía sus historias típicas a Instagram de ciudad vacía y él subiendo a la montaña a buscar un poco de paz. Yo mientras subía una de cómo estar en una rutina tan cerrada está haciendo que el trabajo empiece a saturarme.

Estuvimos hablando, y me decía que no sabía cómo aguantábamos esto. Que no tenía sentido. Que diciéndonos que tuviéramos cuidado y mantuviéramos las distancias debería ser suficiente. Tengo aquí que hacer el comentario de que es residente en San Francisco, pero que es europeo. Con alguien autóctono del país donde la gente se ha inyectado desinfectante en vena para curar el coronavirus la conversación habría sido posiblemente un poco distinta.

Supongo que habéis visto las imágenes de ayer de los mercados, todo el mundo como siempre, amontonada. Le contaba también que, cuando se anunció el confinamiento, hubo un éxodo a las ciudades costeras, extendiendo el virus después de un sinfín de actividades el fin de semana anterior. Que hubo un par muy llamativas, pero que hubo montones de actividades, partidos de fútbol, vuelos… Lo que ya consideramos vida normal globalizada. También le contaba que hubo un segundo éxodo: los estudiantes, volviendo a sus ciudades y pueblos después de haber estado en clase, en discotecas, en gimnasios, en conciertos… llegando el virus así hasta el rincón más recóndito de España.

¿Habría sido sencillo haber guardado una cuarentena, haber visto que no tenían síntomas, y haber vuelto a casa? Quizá. El Capitán A Posteriori tiene aquí mucho trabajo, pero ?‍♂️.

Después de eso hubo un tercer éxodo, este mas pequeño: los Erasmus. Y muchos venían de Italia. Si es que somos la créme de la créeme.

Es una pena, pero tuvo que darme la razón. Cuando los ciudadanos no son responsables, sus dirigentes electos tienen que velar por su seguridad. Y en esas estamos.

Veremos qué pasa a partir del lunes. Ojalá la gente sea consecuente, podamos volver poco a poco a salir a las calles, y no tengamos nuevos repuntes.

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Día 43: la 5ª ola

Tengo como siempre un montón de borradores que después no son interesantes, pero la noticia de ayer fue genial. Y es que ¡nos podemos llevar a los niños a comprar!

Qué complicado es esto.

Por un lado, sabemos eso de que necesitamos eso que llaman inmunidad de grupo y que para eso la gente tiene que contagiarse (controladamente). También sabemos que no se espera vacuna hasta dentro de 12-18 meses. Y que la cosa para muchos no está nada bien. Los números no paran de subir y subir, de forma todavía no muy controlada.

43 días de encierro. Los niños quieren salir. Pero sin juguetes y sin patinete. Sin nada, porque con juguetes no serían controlables. Solo acompañando a alguien, pero no sabemos si de la mano o con correa para mantener los 2 metros de separación. Porque aunque todos pensemos que lo ideal sería que les permitieran salir a espacios abiertos, donde no tengan que tocar nada, y que allí les de un poco el sol y puedan andar y moverse, lo que van a poder hacer es acompañar a quien vaya a comprar, a la farmacia, o al banco.

Yo no sé si alguna vez habéis visto a un niño en un supermercado, pero el cuadro es curioso. Habrá que buscarle una mascarilla (spoiler: no hay, no se encuentran), guantes (spoiler: tampoco hay forma de comprar guantes desechables), y pedirle que no se agarre al carro, que no toque nada, que no se acerque a nadie, y que no se separe pero que no se acerque demasiado. Que sabemos que en los niños el virus tiene poquísima incidencia, pero son portadores y agentes de contagio, y a mí esto me ha sonado a tirar al niño en una piscina de barro y esperar que vuelva limpio a casa.

Para tomar todas las decisiones que están tomando tienen que estar teniendo en cuenta un millón de factores y no tiene que estar siendo nada fácil, pero visto desde lejos, parece que vayamos a llamar a gritos a la segunda ola.