Sábado por la tarde. Tu coche está aparcado en la Alameda, pero sin gasolina. Coges la bolsa de la gasolina y te vas a la gasolinera de torneo. La llenas. 3 euros. La metes en la mochila, y te vuelves para casa. Piensas: «luego, cuando vaya a por el coche, lo lleno y ya tiro para la gasolinera antes de nada».
Quedas con Coquevas y con Stalker. Y te preparas. Ojos, gomina, y el resto ya lo harás en casa de Stalker, que os vais a maquillar allí.
Llegas a la Alameda, a por el coche. Miras, y no está. Miras donde estaba aparcado, donde ahora hay otro coche, y no hay nada en el suelo. Miras la calle, y no hay discos de prohibición. Coges el teléfono y llamas a Coque.
– Coque, mira, que es que mi coche no está.
– ¿Comorl?
– Que no está.
– Bueno, tu memoria es bióxida. ¿No lo habrás movido de sitio? ¿No estará en otro sitio y no te acuerdas?
– No, no. Estaba aquí.
– Bueno, pues…
– Espera. Vamos en bus. Llamo a Stalker para saber dónde se coge el 70 y te llamo.
Con Stalker:
– Niño, que no hay coche. Luego te cuento. ¿Dónde se coge el 70?
– En el Prado.
– Pos tira p’allá que Coque va de camino.
– OK.
Y me voy a por un policía que está allí en la esquina. Cuando me voy acercando, noto que coge la braga que lleva al cuello y se la sube hasta la nariz, tapándose la cara. Recuerdo que voy con los ojos pintados, las pulseras de pinchos, el pelo entre lila y negro, y con unos pantalones de plástico.
– Perdone…
– ¿Sí?
– Mi coche estaba ahí aparcado, donde está ese gris ahora…
– ¿No hay pegatina en el suelo?
– No… ¿Qué puede haber pasado?
– Yo llamaría al depósito. Seguro que está allí.
Me da el número, y llamo.
– Depósito, buenas noches.
– (Buenas para ti, bonita) Buenas noches. Mire, mi coche no está donde lo dejé aparcado…
– ¿Me dice la matrícula?
– No me acuerdo. Le puedo decir marca y modelo, de dónde es…
(Datos)
– Bien, está aquí desde el miércoles a las… nueve y media de la mañana, que es cuando lo retiraron.
– Ahm… ¿Y por qué?
– Por obstaculizar trabajos de carga y descarga. Las obras, que no cabía un camión.
– Ah…
– Puede venir a recogerlo cuando quiera. Son cien euros mas siete por cada día que ha estado aquí… unos ciento veinticinco.
(Silencio)
– Es lo que vale la grúa. Por mal aparcamiento son ciento cincuenta por la grúa más setenta y cinco de multa.
– Vaya, qué consuelo… ¿El horario?
– Nunca cerramos. Buenas noches.
O_____________________o
Me voy a casa. Llevo una mochila llena de maquillaje, gomina y una bolsa con tres litros de gasolina, no muy recomendable para la fiesta. Así que la dejo allí, y me voy con la mochila al Prado, hartándome de andar, pensando que llego tarde y que les he hecho una putada a los otros pobres dos.
Llego. Está Coque. Me pongo a maquillarlo un poco en la parada, hasta que llega Stalker y empieza a hacernos fotos del making off. Llega el autobús y subimos. Allí, con los espejos y las ventanas, empezamos con la pintura de labios, y le pinto las uñas. Toda una hazaña y locura. Si digo la verdad, me sentí como una pija de esas con las amigas en el bus retocándose y poniéndose los pelos bien.
Ya maquillados entró un grupito de canis. Curiosamente, le dimos miedo (Coquevas iba muyyy oscuro). Y estuvieron en el autobús todo el tiempo evitándonos, incluso en la bajada.
Llegamos a la Salvation creyendo que llegábamos tardísimo, y nos encontramos con que todavía había un concierto de… Australian Blonde, sí (¡qué memoria!). Que no había terminado. Así que a la calle. Y a esperar con el poquito frío que hacía hasta ¡¡las dos de la noche!! Por supuesto, mucha gente había emigrado a la fiesta heavy de la Sala Q, y los que no tenían la entrada comprada se fueron a otro sitio (era de esperar). De hecho, si no hubiera tenido tanto compromiso y tantísimas ganas de ver a los Culture, me habría ido también (como casi todos los que nos quedamos).
Una vez entramos, CONCIERTAZO. Con mayúsculas. El sonido no fue de lo mejor (fallo de la sala, suelen hacerlo ¬¬) pero lo bordaron.
Un cero para la gente. Un concierto de electro y ¡la gente estática, sin moverse! Nosotros estábamos en la primera fila flipándolo sin parar de botar, pidiendo canciones, y disfrutando como niños chicos. Y la gente al fondo ¡charlando! Y los minigóticos diciendo que a ellos les gustan las cosas más chunda chunda.
Después, Danny y un tipo de fuera pinchando. Y a última hora, después de que se fueran Coquevas y Stalker, reventados, cuando todos íbamos a disfrutar de lo lindo con Realdeath, a la segunda canción le dijeron que se bajara. A las seis de la mañana. Como queja, la última canción, noise.
INDIGNACIÃ?N
¡¡Tenemos contratada una fiesta de 12 y media a 7 de la mañana, con consumición con la entrada!! Pues no hay consumición, las copas a 6â?¬, empezamos a las dos, y nos echan a las seis.
Vuelta a casa. Muchos se fueron al Decades. Nosotros empezamos a elucubrar cómo sería fin de año. Sevilla Gothic la tiene contratada en Salvation. Y muchas ganas hay que tener de ir a una fiesta para volver, para que te registren completo, para que te traten como una mierda los porteros…
No, no es la mejor sala del mundo. Menos mal que han reabierto la Q. A ver si volvemos a ella.
Después, domingo insulso. A la noche me entero de que uno de los niños que más quiero en este mundo ha estado en la esquina de mi casa, en la Alameda, todo el fin de semana, y yo sin enterarme.
Hoy todavía la bolsa de gasolina estaba en el cuarto, apestando la casa. He ido a echarla en la moto, porque el depósito de automóviles tiene una gasolinera al lado. Y cuando me la reventaron también se cargaron el sillín. Así que ha ido por la alcantarilla. No quiero tener una bomba en casa. Y menos después de lo que le pasó a Coquevas.
Ah… última semana.
Navidad…
Feliz Falsedad.
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