Hace un tiempo descubrí en twitter a un personaje. Se hacía llamar Enrique Dance, y su página de twitter era (y es) @edance. No os lo voy a negar, me hizo gracia, y me convertí en seguidor suyo.
Al principio, desde mi punto de vista, hacía una parodia humorística de Enrique Dans. Cuanto menos, gracioso. Al menos a mí me alegraba los tweets. Pero con el tiempo entré en su página y puse ‘follow=0’. Poco a poco había ido creciendo en su parodia, hasta que dejó de parodiar para convertirse poco a poco en una afrenta personal. Pasó de la parodia al insulto, y lo medio demostró en lo de Fuckowsky con una entrevista.
Se dejó llevar por el protagonismo, y cruzó la línea llegando a la descalificación personal. Muy mal.
Ahora, de repente, aparecen un puñado en escena, que ya sólo con los nombres indican que van a seguir la línea actual de @edance, y no la inicial. Son @chicadeltelele, @ausoniablanco, @martinbars, @karay, @ablanoches…
¿Dónde quedó el humor inteligente, ese en el que no hay que hacer uso de la figura de nadie para ridiculizarla y descalificarla, para intentar arrancar una sonrisa? ¿Vidas vacías sin anécdotas personales?
Salid más. En serio. Tenéis que conseguir que vuestras vidas sean más interesantes que los tweets de otros.
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