Porque la gran falsedad en Sevilla no llega, como en el resto de España, con la Navidad.
Aquí llega con la Semana Santa.
Ayer ayudé a un hombre en silla de ruedas a pasar por la campana. Ya están quitando las marquesinas de las paradas de autobús. Y ya se está haciendo imposible el paso.
Podría decir muchas cosas, pero creo que ya está dicho todo. Y lo mejor que puedo hacer es ilustrarlo. La rampa de ahí arriba está en la Plaza del Duque, en la misma esquina en la que los semáforos desaparecen para no volver.
(Pinchar para tamaño completo).
En rojo, lo que está cortado (para todos). Por La Campana no se puede pasar. Por la calle Cuna, en silla de ruedas olvídate. Te queda la opción verde, con dos variantes. La verde oscura, por la carretera, o la azul clara, por la acera.
Tengo dos amigas que tienen sillas de ruedas eléctricas. El motor (es decir, la silla) pesa unos 80Kg, y la silla es capaz de subir escalones de 8-10 centímetros como máximo. Y la velocidad punta de la silla no es de 80 kilómetros a la hora, ni mucho menos.
Chicas, esta Semana Santa, a hacer acopio de series y a estudiar mucho. Y a que el tipo del chino se harte de llevaros comida a casa. Otra no os queda. Sevilla ha decidido que, durante dos semanas, no tenéis la categoría de persona.
Feliz encierro. Es por una buena causa. Un puñado de gente falsa y sin creencias tiene que demostrar delante de todos, de forma visible, que es más, más, más.
Es sólo una semana. Después se calmarán, y volveréis a tener 342 días de tranquilidad sin tener que aguantarlos.
Feliz Falsedad.
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