La semana pasada nos quedamos durante unas dos horas sin conexión. Eso, estando en casa, es suficiente para que un servidor se desespere y empiece a molestarse.
Al poco tiempo, le siguió una tarde-noche y posterior día de conexiones intermitentes de línea telefónica, aunque el ADSL se mantenía funcionando (con las DNS del router cambiadas, por supuesto –yacom estaba en el suelo–).
Ese mismo día que empezó sin teléfono, llamaron los de Jazztel a casa en cuanto se restableció el servicio. Me alegré de que aprovecharan la coyuntura, pero sabía lo que les iba a decir. Estoy intentando hacer el cambio desde que estoy aquí (la línea de yacom es de los anteriores inquilinos), pero nunca encontré el hueco para hacerlo, porque significa renunciar al trabajo continuo.
A saber, de la última vez:
– Desconexión de ya.com: inmediata desde la llamada.
– Liberación del servicio ADSL: 10 días.
– Desconexión de Telefónica: 20 días.
– Conexión de Jazztel: Inmediata después de la liberación.
Total: 30 días sin conexión a internet.
Pero esta vez, cuando llamaron, pintaron las cosas mucho mejor. Tienen nuevos protocolos, se encargan del cambio completo, y estamos sin servicio ADSL durante 6 horas como máximo. La diferencia es tan abismal como llamativa. Así que les dijimos que adelante. Y ahora estamos pagando el resultado. Hemos estado desde el martes, y todo el fin de semana, con conexión intermitente. Una señora putada, sobre todo porque tengo dos entregas pendientes que no se pueden retrasar y que van a hacer que el nivel de cafeína de mi cuerpo sea constante hasta dentro de unos días.
A eso hay que añadir también que la conexión auxiliar, la de Vodafone, es una basura. Actualizando WordPress, plugins, diseños, subiendo información… los 200Mb me los ventilo en dos días máximo, y a partir de ahí trabajamos a la velocidad del caracol, intentando hacer ejercicios zen para no desesperarnos.
Tengo también clara una cosa. El señor Murphy tiene una foto mía en su tablón de anuncios. Es impresionante cómo ese hombre me utiliza de conejillo de indias. ¿Estará mirando desde arriba? ¿O es que soy la encarnación de la Teoría del Caos?
Hale, a reordenar el mundo. Hasta mañana.
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