Hay veces, días, momentos, en que todo te supera. Es normal. Todos tenemos un límite, y a algunos nos gusta juguetear con él.
A lo largo del tiempo, muchas cosas cambian. Si hace dos años me hubieran preguntado dónde me veía dos años después, el torpe esbozo que habría hecho no se parecería ni una pizca a lo que es a día de hoy.
Hoy me quedo pensando. Porque hace tiempo que no escribo, y porque eso significa que viví una revolución interna y dejé de hablar conmigo mismo. Ahora vuelvo a hacerlo, después de haber asentado prioridades, ideas y sentimientos.
Porque todos los días pasan cosas. Porque, cuando algunas pasan, nos hacen darnos cuenta de qué importa realmente. Porque no importa nada la economía, ni los movimientos sociales, ni… no importa nada si tú no estás aquí.
Este tú es grande. Tiene muchos nombres. Para cada uno de nosotros esos nombres son distintos, y también todos sus sentimientos.
Hoy me quedo pensando en que hay días duros. Que hay personas que están lejos. Que hay personas que, aunque cerca, se sienten lejos. Que hay personas que ya no están. Y que cada día trae un nuevo amanecer.
Y muchos días te levantas y piensas: ayer fue un día insuperable.
Dentro de dos días se cumplen 4 años (¡4 años ya!) del nacimiento del bióxido. Y sólo deseo que el futuro venga lleno de días como ayer.
En medio de tantas frases sin sentido quiero recordaros un vídeo que hoy, más que nunca, tiene un significado muy especial.
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