Este año, y a raíz de una serie de acontecimientos acaecidos en el último mes, me decidí a llevar a cabo un experimento sociológico en la III Beers & Blogs nacional del Evento Blog España.
La ejecución del experimento fue bien sencilla. Sólo hubo que abrir el armario y coger la camiseta a rayas naranja y negra de manga larga, los pantalones de cuero, y las botas militares. Después, ir al baño y utilizar la espuma y el lápiz de ojos. Y aderezar todo eso con un pequeño collar de pinchos. Ahora sólo había que esperar las reacciones.
De camino a Isla Mágica iba pensando en las posibles reacciones que me encontraría. No soy ajeno a ellas, pero tenía curiosidad por ver quién se sorprendería y quién, a raíz de mi vestimenta, cambiaría su actitud (y ahora me estoy dando cuenta de las pintas que llevaba cuando estuve hablando con @MiriamReyes).
Este experimento no está hecho para sacarle los colores a nadie. Sólo es para ilustrar que la gente cambia su comportamiento con algunas personas de forma permanente después de encontrarse con situaciones determinadas. La cuestión es cuando ese cambio de actitud aparece en el momento en que descubren que eres homosexual.
Vamos a ver, melones del mundo. Por un lado existen las tribus urbanas, y de eso hemos hablado aquí muchas veces. Gente con una ideología, con una forma de ser, unas tendencias… Y aquí tenemos a las pijas, los góticos, los punks, los emos… Y también a las divas, las locas… Seamos adultos y aprendamos a diferenciar.
Por favor, cuando veáis a alguien comportándose por la calle de forma amanerada, gritándole ordinarieces a todo el mundo, o subiéndose a una carroza medio desnudo con una bufanda de plumas y el cuerpo cubierto de brillantina (o como se llame lo que se ponen), no generalicéis. Tal como lo pueden ser los góticos, o los pijos, son una tribu urbana.
La única diferencia entre un heterosexual y yo/nosotros/cualquier homosexual es que, cuando llegó el momento de que despertara nuestra sexualidad, descubrimos que nos gustaban los hombres, como al 70% de las mujeres y al 40% de los hombres (no es una estadística contrastada, por si alguien va a gritar antes de tiempo).
Jode mucho, muchísimo (a veces de forma infinita) que cambien el trato con alguien por algo tan absurdo e irrelevante. Ponte ahora que lo estás leyendo en este lugar, a este lado de la pantalla. ¿A cuántos de tus amigos, de tus conocidos, de tus contactos, de tus clientes, les afecta con quién compartes tu vida y tu cama? ¿Por qué hay que perder relaciones, contactos, amigos, por una cosa tan estúpida?1
Vamos a plantear otro experimento. Durante un día, vais a tratar de forma distinta (como si hubieran nacido con una disfunción, elegid cada cual la que queráis) a la gente de vuestro entorno que fume. Si os preguntan la razón, decidles que es porque fuma. Y, si da la casualidad y sois homosexuales, hacedlo también con los heterosexuales. La razón, la misma: porque son heterosexuales. Coged un cronómetro y medid cuánto tiempo tardan en mandaros al carajo. Si alguien tarda más de 10 segundos, es que es muy lento de reflejos.
Lo interesante de este experimento es que, a partir de ese momento, tendréis la autoridad moral de poder mandar tan lejos como queráis a cualquiera en cualquier momento. Y os sentiréis bien. Porque habréis ayudado a la gente de vuestro alrededor (a quien lo necesite) a entender que han estado haciendo el tonto (aunque hay gente que no cambia, qué le vamos a hacer, tampoco somos una ONG y no vamos a perder más tiempo en ellos). Y porque a veces la presión externa es tan grande que podemos llegar a creernos que de verdad tenemos algún problema, y esto nos pondrá de nuevo los pies en la tierra.
En serio, hacedlo. Os vais a sentir mucho mejor. A ver si así conseguimos que la gente deje de poner etiquetas y empecemos todos a comportarnos como personas.
1 Aquí escribí más preguntas porque me emocioné, pero no vienen a cuento en este artículo. Igualmente, las guardo aquí por si alguien quiere comentarlas.
¿Por qué la homosexualidad es un arma electoral? ¿Por qué tanto revuelo con el matrimonio, si sólo hay que cambiarle el nombre para que sea con gente de mismo sexo (homomonio, como planteaba alguien antiguamente) y dejamos de tocar las narices con cómo llama a las cosas la Biblia? ¿Por qué permitimos que una religión de hace dos mil años machaque toda una historia de relaciones homosexuales desde el principio de la humanidad? ¿Por qué todos los reyes católicos han tenido chicos de compañía y para el pueblo las relaciones con el mismo sexo estaban prohibidas/eran pecado?
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