Siempre he pensado que toda generación tiene asociadas una serie de cosas que, aún siendo muy tópicas y generalistas, se cumplen en buena parte.
Cada vez que me llega el correo de los que nacimos en los 80 se me escapa alguna que otra sonrisilla. Porque tiene su gracia, te hace recordar cosas divertidas, o anécdotas curiosas. Como el anuncio de Coca-Cola de la consola y el consolo.
En esto de la tecnología también tuvimos algo que ver.
- Somos la generación que vio los primeros videojuegos. Empezamos con la Atari, con el Commodore (en mi caso con el espectrum), y en nuestra preadolescencia tuvimos la suerte de contar con equipos 268/368/486 y con consolas de la talla de la SuperNES, Master System o Mega Drive.
- Vimos también llegar a España la primera tarifa plana. Nos hemos conectado por módem a un punto de acceso local, y hemos dejado mientras a toda nuestra casa sin teléfono.
- Hemos programado en pantallas de fósforo verde.
- Hemos sido la última generación en vivir en la adolescencia sin móviles, saliendo de casa y diciendo ¡Vuelvo a las 9! Y teníamos más vida social (de la 1.0) de la que tenemos ahora.
Ahora miras hacia atrás y se te hace una época genial. Supongo que lo que me pasa a mí a todas las generaciones les ha pasado. Han mirado a la generación que les sucede por encima del hombro, y han pensado que el mundo futuro está perdido.
No sé si esto será así. No sé si esto es una simple percepción desde mi posición actual y, con los años, veré las generaciones venideras de otra forma. Lo espero, porque significaría que no todo está perdido. El fracaso escolar ronda el 30%. La comprensión lectora está por los suelos. Sí, ahora la gente lee mucho más. En formato digital, y casi siempre mal escrito. Porque la mayoría no saben escribir.
Esperemos que todo esto en un futuro sea sólo una anécdota. Es lo malo de generalizar. También hay mucha gente buena (tengo la suerte de conocer a un buen puñado de los que se van a comer el mundo en los próximos años ;)). Y, si algo falla, siempre nos quedará google.
(Imagen de Óscar Santos, de aquí)
Deja un comentario