Mañana en España tenemos la primera huelga general de la Era de la Crisis. Una huelga que no está exenta de polémica y que ha generado mucha expectación. Este fin de semana me había propuesto escribir sobre el tema y sobre si la secundaba o no, y me encontré por sorpresa en un zapping a Cándido Méndez en La Noria, hablando de los vídeos de UGT y contando que es un viral que acabó ayer, dos días antes de la huelga general, con el desenlace de toda la historia, y que es la moraleja de la serie de vídeos.
Vamos a ver, Cándido. ¿Dos días antes? Si vuestra intención era comunicar algo, podéis apuntaros un suspenso por hacerlo tarde y mal. Dice mucho de cómo se hacen las cosas en España.
La moraleja no deja de ser curiosa. ‘Tarde o temprano todos necesitamos que nos echen una mano’ y ‘[…]el sindicato, son los únicos con los que puedes contar’.
Independientemente de que nos quieran convencer de algo a través de vídeos virales, mi intención de este fin de semana era el de hacer un pequeño análisis de la situación. Creo que todos deberíamos sentarnos a pensar un poco y hacer el nuestro. Y aquí está el mío.
Las causas de la crisis
Está claro que es un titular atrevido. Causas que nos han llevado a la situación actual hay muchas. Durante este tiempo hemos visto de todo a nuestro alrededor. Tanto, que hasta se ha especulado con que Belén Esteban entre en la política nacional.
Dejando a un lado este tipo de historias, estos son algunos puntos a destacar:
• 4 millones de parados: las cuentas claras
Me resisto a pensar que España tenga 4 millones de parados. Volvemos a escribirlo: 4,000,000 3.908.578 personas (según los datos de septiembre del INE). Eso son muchas personas. No me puedo creer que haya toda esa cantidad de personas en paro y no se hayan ocupado las delegaciones territoriales. Eso, y lo que veo a mi alrededor, me hace pensar que hay en España 3.908.578 personas cobrando el paro, que no se corresponde con el número de parados.
En ningún momento quiero meter en este saco a las personas que no están teniendo suerte, que están en situación precaria, y que no encuentran un trabajo. Por desgracia también existen y lo están pasando muy mal. Desde aquí, desde este punto, apuntado esto en vuestra mente: esta situación no es sostenible. Y no hay a quien echarle la culpa de esto, no hay culpables externos. Tenemos que mirarnos a nosotros y a nuestros vecinos.
• Falta de responsabilidad: trabajando en negro
Como muchos decían hace tiempo, la crisis no se soluciona bajando el sueldo de los funcionarios un 5%, y muchos de ellos se han quejado. Cierto es, tan cierto como que sólo es una de las medidas a adoptar. Medida que hay que adoptar porque el sueldo de los funcionarios lo pagamos de nuestros impuestos. Y aquí viene lo bonito: algunos (muchos) cobran paro y trabajan en negro: engañan al Sistema por partida doble. Y son otros los que sufren esa insolidaridad.
Sí, señores. Si alguien todavía no era consciente, Hacienda somos todos. Y hasta que no aprendamos eso y nos comportemos en consecuencia, poco se va a mover este barco.
• El inmovilismo de España
Somos un país de tópicos y costumbres. Por un lado tenemos que, mientras que en el resto del primer mundo la media de puestos de trabajo de una persona en la vida es de 20, en España tendemos a que sea sólo uno, e incluso se lo inculcamos a las nuevas generaciones. Un trabajo para toda la vida.
Por otro lado, somos tradicionalistas con nuestros modelos de negocio. Si algo funcionaba antes, tiene que seguir funcionando ahora. Da igual que la sociedad haya cambiado de forma absolutamente radical y que hayamos avanzado en los últimos 30 años más que en los 300 anteriores. Seguiremos enviando las cosas por fax y no seremos capaces de orientarnos a nuestro nuevo target (¿target? ¿qué es eso?). Eso significa la muerte de la empresa tradicional, con todo lo que ello conlleva.
Pero nos resistimos, oye. Seguimos queriendo obtener un 300% o un 400% de beneficio con lo que hacemos, y lloramos cuando la burbuja explota.
• La ruptura de la cadena alimenticia
¿Qué pasa cuando el eslabón más alto de la cadena no permite que el dinero fluya hacia abajo?
Por desgracia, esta pirámide es contraria a la pirámide alimenticia. Hablando de la segunda, la cúspide de la pirámide (el animal carnívoro) moriría sin el soporte de los eslabones inferiores.
En nuestro caso se trabaja justo al revés (pero qué curiosos somos…). Si el eslabón superior no quiere nutrir a los inferiores, éstos van muriendo poco a poco.
El problema radica en que, por un lado, la gran mayoría de las empresas, o la gran mayoría de los encargos que recibimos, normalmente corresponden a la base de la pirámide. Por otro lado, la cúspide de la pirámide no ha cambiado su modelo de negocio y, además, aspira a ganar el mismo dinero que antes manteniéndolo, por lo que el dinero para pagar a proveedores es residual y, mientras ellos mantienen su estatus y nivel de vida, la base de la pirámide va muriendo.
• 3 años sin hacer nada.
Es sólo una cifra, no es real. Podríamos utilizarla para criticar el inmovilismo de unos sindicatos que ahora quieren visibilidad y necesitan justificarse. Pero tampoco hay necesidad. Esta situación existe desde que tengo memoria, y nací junto a la democracia de este país. Todos sabíamos que estaba ahí. Todos la conocíamos, e incluso la aceptábamos. Si algo se mantiene durante mucho tiempo, pasa sin saberse cómo a ser una realidad universal que no puede ser discutida. Y se utiliza la segunda enmienda: si no se habla de ello, no existe.
En el país en el que está bien visto engañar a Hacienda (véase punto 2, Hacienda somos todos) tenemos que decir que nos lo hemos buscado nosotros solos.
• España: el país sin memoria.
Somos geniales. Es muy grande que no seamos capaces de recordar nuestra propia historia. Caemos una y otra vez en lo mismo. Tenemos historias cíclicas en los telediarios, en los sálvames y en sitios por el estilo. Volvemos siempre a los mismos escándalos financieros, vuelven a salir a la calle, vuelve a perderse el dinero, y aquí nunca pasa nada.
¡Ay, pero qué digo! Sí que pasa. Se hacen famosos y se les pagan millonadas por salir en la televisión.
Somos el país del trapicheo, donde millones y millones de euros se desvían cada año a no se sabe dónde. Y las cosas no sólo no se arreglan, sino que van a peor y se convierten en fenómenos televisivos.
Por qué hacemos huelga
Se escucha de todo. Unos pocos dicen que hacemos huelga para quejarnos porque la culpa es de los empresarios. ¡Si! ¡Estoy de acuerdo! y sólo en parte (ya que estoy viene de muyyyy antiguo). Sólo de unos cuantos de la cúspide de la pirámide. Pero por ellos no se sale a la calle. Gente que sólo ve su propio ombligo no va a estar pendiente de lo que pasa ahí afuera.
Otros, la gran mayoría, se decide por la opción fácil: la culpa la tiene el Gobierno. Y como ya tenemos un culpable, vamos todos a la vez a salir a la calle y a echarle la culpa de todo.
No voy a entrar a valorar lo bien o mal que lo está haciendo este Gobierno. Voy a hacer un pequeño ejercicio de empatía. Algo que muy poca gente hace, y los que lo hacen, no lo hacen todo lo a menudo que debieran.
Poneos por un momento en la situación. Vamos a simplificar muchísimo España, y vamos a suponer que es una empresa. Una gran empresa. De repente, la Junta Directiva cambia por completo, y entran a trabajar con toda su ilusión. ¡Ah, dolor! En cuanto empiezas a rascar y a poner en orden, empiezas a ver que la cosa no es sostenible. No fue sostenible tampoco para la Junta Directiva anterior, que consiguieron salvar la situación sin pena ni gloria. Ahora el desastre se vislumbra como inminente. La situación intenta regularizarse haciendo que la deuda se comparta entre una red de empresas (Europa), pero la red completa empieza a vencerse. Cuando la red se rompe, vuelves a estar solo, ante tu empresa, y lo único que se ve al final del camino es una quiebra estrepitosa.
¿Podemos culpar a la Junta Directiva de tal quiebra? Muchos podrán pensar que sí.
Os puedo decir que esa Junta Directiva ha sufrido y sufre el agobio, la desesperación, la agonía de que los de arriba no paguen, y la de no poder pagar a los de abajo. Sufren al ver que los recursos no circulan. Sufren al ver cómo toda la gente que depende de ellos se queda en la calle. Sienten la impotencia de no poder hacer nada, y buscan medidas desesperadas donde sea para poder salir adelante. Hacen un ejercicio en el más difícil todavía para mirar un poquito más allá en el futuro e intentar crear una situación sostenible a medio plazo.
Quizá para mí y para todos los que hemos sufrido una quiebra este ejercicio es más fácil.
Por experiencia propia sé que en momentos difíciles como estos lo que hace falta es mucho apoyo, mucha comprensión y mucho ánimo. Nada de lo que les estamos dando ni como ciudadanos, ni como oposición. Y tan mal lo hacemos, que incluso estamos remando para el lado contrario.
Si alguien piensa que esto se resuelve con una Huelga General, saldrá mañana a la calle.
Si alguien piensa que se soluciona con unas elecciones y cambiando el Gobierno, ya le auguro un otro vendrá que bueno me hará.
Si alguien piensa que tiene mejores ideas que las que se están aplicando, es hora de que se deje de eslóganes vacíos y empiece a colaborar. Como Hacienda, España somos todos. Si sólo remamos cuando tenemos el poder, muy mal habla esa actitud de nosotros. Si además durante el resto del tiempo remamos contracorriente, me quedo sin apelativos.
Esta es mi visión de la realidad. Mía y solo mía. Hay muchas más, tantas como personas. Cada una tiene la suya, basada en su propia experiencia, y eso es lo que nos da esperanza: que todo esto sirva para que a partir de mañana se abra un diálogo común para poder ver la luz al final del túnel.
Mañana el mundo seguirá girando, aunque nosotros queramos pararlo. Los intereses de las deudas se seguirán incrementando, y el último día del mes y el primero del siguiente estarán un día más cerca. Y mientras, nosotros estaremos a la calle culpando a las personas equivocadas, poniendo nuestro granito de arena para la solución.
Mañana, día en el que la hostelería no cierra (les interesa más su negocio que quejarse, fíjate) y en el que las terrazas estarán llenas (¿les harían piquete si cerraran?), unos cuantos seguiremos trabajando. Simplemente porque creemos que esta no es la solución.
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