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Un mundo mejor

Hoy he estado hablando con un amigo. A sus 21, piensa que lo que ocurre en el mundo no le incumbe. Que, sea como sea, él trabajará este verano, ganará algo de dinero, se preocupará por lo suyo y por los suyos, y será feliz, sin importarle qué pase fuera.

He intentado contarle qué estaba pasando estos días. A qué nos estamos enfrentando. Qué ocurre con el dinero de nuestros impuestos, dónde se queda, a dónde llega. Que hoy un experto en Holanda decía que España es un país que no puede (y no sabe) vivir sin dinero negro y economía sumergida.

He intentado crearle un poco de conciencia social. Y me he dado cuenta de que hay mucha gente que no quiere un mundo mejor. Que le basta con un mundo feliz.
Huxley escribió esta historia en 1932. 1984, de Orwell, se publicó en 1949. Hoy no hemos aprendido nada, y estos dos libros son los libros de cabecera de nuestra sociedad.

Me gusta pensar que puede haber un mundo mejor. Sobre todo, una España mejor. Lucho por conseguir eso a diario.
Os dejo con un vídeo, encontrado a través de twitter de @sanchezarevalo, que remueve conciencias una vez más.

Por Rafa Poveda

Rafa Poveda es un evangelista del software libre y en concreto de WordPress, software con el que lleva trabajando desde 2007.
Actualmente es CTO de MyTinySecrets LTD y Jefe de proyectos en Pixelated Heart, donde enseña a otras compañías a comunicarse y a tener una presencia online utilizando WordPress como su herramienta principal. También trabaja enseñando WordPress dando clases en masters y cursos in-company para desarrolladores.

2 respuestas a «Un mundo mejor»

Pues sábes qué?
Tenía por mala costumbre rodearme de gente que comparte la mayoría de nuestros ideales y sentimientos, pero este año aquí me he llevado la ingrata sorpresa de que a mucha de la gente que he conocido le importa una mierda lo que pase fuera de las puertas de su casa… De verdad me ha impresionado lo transgiversada que era mi visión sobre la conciencia social de las personas. Me he llavado una gran decepción a decir verdad.

Recuerdo que mi psicóloga clínica me decía que todos nos creamos un microuniverso donde está la gente que nos importa y la gente que es afín a nosotros, y que tendemos de forma natural a rechazar al resto.
Normalmente lo compruebo en el ámbito con mis vecinos, personas que no entienden qué es vivir en un vecindario más allá de poder aprovecharte de alguno de tus vecinos con buena voluntad.

Recuerdo también que una de las terapias de recuperación fue volver a un grupo scout. Rodearme de nuevo de gente afín y sentirme un poquito menos como en una isla en medio del océano.

La conciencia social no es algo tan extendido, por desgracia. Ahí está nuestro trabajo como educadores, y fácil no es…

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