Este blog nació hace poco menos de 8 años. Éste, mi cuarto blog, apareció por prescripción médica. Un 29 de enero, un fallo interno hizo que la máquina que lo mueve todo dejara de funcionar. La inmensa suerte y el buen hacer de mi madre hizo que tuviera la oportunidad de salvarme la vida de nuevo. Y de verdad que tengo ganas de que deje de ser una historia recurrente, sobre todo por ella.
Hoy se cumplen dos semanas del último fallo interno. 14 días. Un recorrido completo por todos los días de la semana, dos veces. En 14 días te da tiempo a pensar, recordar, revivir, remodelar, superar… Te da tiempo a volver a la vida, a tu sitio… o a lo que creías que era tu sitio. ¿Por qué las cosas cambian tan rápidamente?
Hace dos semanas pasé miedo. Consciente e irracional. Puro. Diferente. No es el miedo de una montaña rusa. O el de caerte por un acantilado. O el de perderte en una montaña. Un miedo distinto a los que he vivido hasta ahora. Un momento en el que eres incapaz de controlar tu cuerpo, de saber qué pasa. Sentir que viene una oleada de algo indescriptible. Que no la puedes parar. Que no tienes forma de contraatacar. Que te puede llevar con ella. Y que es irremediable. El pánico es real. Casi se puede tocar. A todos los que decís que preferís morir en un accidente de avión, porque sabéis que va a ser fulminante y vais a conocer el momento, permitidme que os mande a la mierda. Creo que es mi primer ataque de pánico/ansiedad, y espero que sea el último.
No controlar tu cuerpo es frustrante. Sentir que, si te mareas, el desfibrilador va a volver a saltar, agobiante. Ser capaz de dormir porque asocias la sensación al dormirte con la de marearte cuesta un día y medio, prácticamente hasta que ya no puedes más y no tienes más remedio que quedarte dormido. Esta situación sólo ha durado una semana, pero me ha parecido interminable.
Los días y las noches en el hospital ayudan a pensar. No es como si tuvieras una catarsis, pero sí ayuda a centrar las cosas. E incluso a recuperar algunas. En el proceso del fallo, en esos 20 segundos, soñé, igual que las dos veces anteriores. No voy a hablaros de esos sueños, pero sí que es curioso lo largo que se hace ese espacio de tiempo en tu mente, cómo puedes vivir tanto en tan poco. La única medible, que parece que soy capaz de orientarme en un mapa de una forma mucho más efectiva. Recuperar la lateralidad, después de tantos años, es empezar de nuevo en muchos aspectos. Volver a coger juegos que dejaste a medias, y descubrir que puedes desenvolverte de otra forma. Habrá que ver si ya no soy tan paquete en los juegos colaborativos online :P.
La parte real de todo esto es que te das cuenta de que nada es para siempre. No tengo intención de morir joven, pero estas experiencias te ayudan mucho más a centrar tus objetivos. Siempre he sido de la opinión de que uno vive tanto como se le recuerde. Que uno deja su marca, y no muere mientras su marca siga viva, mientras otros sean capaces de crear basándose en su trabajo. Muchos ya son inmortales, y sobre lo que escribieron, o sobre lo que pensaron, otros podrán seguir evolucionando, creciendo, basándose en lo que otros hicieron. Muchos de mis chavales de los scouts hablarán a sus niños de gente que ya no está, de gente que conocieron a través de nuestras historias nocturas, y harán que su memoria siga viva durante mucho tiempo. Entiendo, en parte, las celebraciones asiáticas y americanas. La celebración de una vida, que a partir de ahora continuará de una forma distinta. No en cuerpo, sino en recuerdo. Y quiero esforzarme en dejar también mi huella.
Hay que hacer balance de nuevo. Lo hacemos cada inicio de año, pero este año toca un mes después. ¿Qué estamos haciendo? ¿Estamos haciendo lo que queremos? ¿Estamos disfrutándolo?
Hay que cambiar horarios. Y lo que hacemos. Tenemos que tener tiempo para vivir. Y tenemos que tener tiempo para hacer lo que realmente queremos hacer. Tenemos 15 proyectos esperando para salir. Esperando financiación, o tiempo. Proyectos que harán la vida de muchos más fácil. Que harán que este mundo sea un poco mejor. Que nos hará felices desarrollándolos. Que nos hará sentirnos orgullosos. Que cuidaremos con mimo, amor y pasión.
Es hora de retomar proyectos. De redactar, ajustar, organizar, y desarrollar. Es hora de compartir. Porque el conocimiento nos hará libres, pero sólo si lo compartimos. Hay 184 borradores pendientes de terminar y publicar.
He estado una semana a medio gas y dos semanas de baja. Mañana toca volver al mundo real. Y a seguir transformándolo con más fuerza y más ganas. Seguimos mirando al futuro. Buscamos el piensa globalmente, actúa localmente. Mejorar nuestro entorno. Con haber mejorado la vida de una persona, ya habremos triunfado. Vamos a dejar nuestra huella. Vamos a vivir eternamente.
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