El otro día estuve escribiendo un artículo, que se quedó en borrador, después de escuchar un podcast on-line de housito.
Sin querer participar en el tema, me quedé sorprendido con dos preguntas que le hizo a su interlocutor (no recuerdo quién era, lo siento). La primera, que cómo veíamos el tema de que fuera un blogger gay y futuro podcaster gay.
La otra, que cómo trataría a un compañero suyo de clase si supiera que es gay.
Y yo me pregunto, ¿qué estamos haciendo? ¿Será culpa de nuestro sistema educativo? ¿De los colegios? ¿De los institutos? ¿De la religión? ¿O de las familias? ¿Quizá de la sociedad?
¿Por qué una persona tiene que plantearse cosas tan absurdas?
Hace tiempo me planteé un tema controvertido: el cómo se trata el tema homosexual en Internet. De hecho, me lo planteé en el momento en que la gente de WeblogsSL presentaron el blog de AmbienteG. ¿Por qué? ¿Había necesidad de algo así? ¿De tener blogs para gays?
La respuesta es sí. Sí, igual que existen Applesfera y Apple Weblog, donde se informa acerca de Apple. Sí, igual que existen Racingpasión y MotorFull para los aficionados a la Fórmula 1.
Sí, porque también es un campo informativo a cubrir.
Pero pasa lo de siempre. Lo hacemos mal, y aparece el Partido por las Libertades Civiles y exige una “Ley de Paridad” que garantice un 10 por ciento de representación del colectivo en instituciones.
Vamos a ver. ¿A qué jugáis? ¿De dónde habéis sacado soberana estupidez de idea? ¿Pedimos también que haya un 10% de frikis de Apple y un 10% de vegetarianos en cada entidad pública?
SOMOS PERSONAS. Y el primer paso es que os entre en la cabeza, que una opción sexual es un gusto más, como cualquier otro. Mientras que llevemos la bandera gay por encima de la del ser humano, la cosa no va a cambiar por mucho que queramos.
Nos quejamos de los homófobos, y nosotros caemos en el mismo pecado, ejerciendo de heterófobos. Pensamos en la sociedad actual como si estuviésemos en la Alemania nazi, y tuviéramos el trato de judíos y homosexuales de aquel entonces.
Intentad cambiar el chip. Intentad pensar simplemente como vegetarianos. Como frikis. «Son raros», sí, pero sólo tienen gustos distintos. O sigamos igual. Radicalizando el movimiento cada vez un poco más. A ver dónde acabamos.
P.S.: Probablemente haya más del 10% en cada entidad, pero no llevan una bandera pegada al culo ni tienen necesidad de tatuárselo en la frente. ¿Lo habéis pensado? Vuestro amigo más cercano puede ser vegetariano, o peor, ¡debianita!
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