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Camino de Granada

Escribo desde el coche. Después de un inicio de viaje accidentado y de pedir un coche prestado para continuar (sí, todo esto sigue siendo un manga, pase lo que pase), vamos camino de Granada. Llegaremos unas dos horas más tarde de lo previsto y nuestros anfitriones nos querrán matar, pero la circunstancialidad nos puede, como casi siempre.

Este viaje es una cabezonería. Después de cuatro semanas arrastrándome como un caracol, había que tomar una decisión. La vida está llena de decisiones, a cada momento, y ésta es sólo una más.
La medicación funciona, pero me deja como un trapo en las primeras horas de la mañana. Es curioso cómo una pequeña subida de dosis puede tener tantos efectos. Y lo del trapo es literal. He estado forzándome un poco y algunas mañanas he estado pasando por la oficina, y quien me ha visto ha llegado a decirme que no sabía que estaba tan mal.

Me he tirado un tiempo sin escribir. Por un lado estaba centrándome un poco. Por otro, estaba superando mis miedos. Supongo que a ninguno nos gusta sentirnos vulnerables. Que a ninguno nos gusta mostrarnos vulnerables. Pero las circunstancias son las que son, tres meses de adaptación, y llevamos uno. La primera opción es esconderse y quedarse en casa. La otra, armarse de paciencia y salir a la calle andando poco a poco.
Me siento un abuelo. Subiendo las escaleras a poquito, andando lento por las calles, paseando por el parque a la velocidad de un andador… Fran dice que no es tanto de todo este rollo, que ya pasamos de los 30, que en realidad son achaques, y que ahora mismo estoy más perceptivo y me doy más cuenta de los efectos de la vida sedentaria. Cuánto le quiero…

La cosa es que hay que moverse. Empezar a recuperar el ritmo. Así que después de una fructífera Meetup de WordPress el pasado viernes, mañana toca curso de Scrum en Granada. Las mañanas siguen siendo pesadas, mejorando a medida que se acerca la tarde. Para evitar malestares estamos viajando de noche, fuera de la zona traposa, a gusto. El miércoles, de vuelta, haremos lo mismo. Y en los ratos traposos, como hemos hecho hasta ahora, intentaremos no movernos mucho de la silla.

Es el mundo que nos toca ahora. Como decía la última vez, todavía os queda mucho por ver y tenemos que sacar muchas cosas de la chistera. El reinicio está siendo más lento de lo que esperaba, pero… más lento y más seguro.

Hoy toca dormir poco. Nos vemos mañana.



11 respuestas a «Camino de Granada»

  1. Anda sin prisa y ya verás. Ánimo!

  2. Ánimo campeón! que todavía te queda mucho para los achaques!! 🙂 Hay que salir de esta, adaptarse o lo que sea, pero tirar palante, siempre palante!! Qué será el Scrum? Ahora mismo lo miro. 😉

  3. Caballero, no tenía conocimiento de los «achaques», pero sea lo que sea, desde aquí mis ánimos y deseos de pronto «reseteo» al estado óptimo. Un abrazo.

  4. Andar despacio permite ver cosas que no se ven cuando se va deprisa. Y hay mucha vida por delante. ¡Animo!

  5. Recibe mi aliento. Un beso

  6. Pues ya que todos te dan ánimo, yo te mando un beso grande y un buen achuchón para esas horas traperas.

  7. La vida es el minuto de AHORA que vivimos. Despacio, sentado, e incluso parado, nos enseña, y si TE QUIEREN y tú lo intentas… la vida te muestra cosas maravillosas y SÉ que tú las valoras…Te queda muchísimo que enseñar, que dar, que SER FELIZ…¡SEGUROOOO! Un beso.

  8. Animo poco a poco se llega lejos un beso

  9. Desconozco tu historia, pero cualquier persona que lucha merece apoyo.

    Ahí va el mío con una sonrisa 🙂

    ¡Un abrazo!

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