Evento Blog (ahora EBE) ha terminal un año más. Ha sido un año difícil. Por todo. Si este año hablábamos de disrupción, podemos decir que EBE ha cumplido en todos los sentidos.
Este año EBE se ha montado con un equipo disrupto, unos presupuestos disruptos, en un espacio disrupto, con un final disrupto. Y ahí está, teniendo como único apoyo de la administración local un tweet de Zoido (el alcalde de esta disrupta ciudad).
Mi #FF de hoy es para los organizadores y los más de 3.000 participantes en el @ebe, que se celebra desde hoy en @fibesevilla. #EBE13
— Juan Ignacio Zoido (@zoidoalcalde) November 15, 2013
EBE, como todos los grandes eventos, es preparado y orquestado por un equipo. Pero los encargados de la ejecución, la orquesta, son los voluntarios. EBE tiene la suerte de tener una sinfónica que crece y mejora cada año (que no es casualidad, también se hace muy bien por parte del teatro y directores de orquesta). Y cada vez el engranaje funciona mejor.
Este año a mí me ha tocado hacerle la vida más fácil a asistentes, organización y voluntarios organizando un acceso más sencillo, rápido y eficiente al evento. Hemos utilizado el mismo sistema que utilizamos en EBEuskadi, mejorando todo lo que recogimos en el feedback.
Tiene todavía cosas que mejorar y he recogido bastante feedback nuevo, para el año que viene tendremos muchas cosas muy pulidas e irá mucho mejor si cabe.
Y la disrupción sigue. Todo está raro, extraño, confuso… El país, el trabajo… Todo. El tema de la disrupción estaba muy bien escogido.
EBE siempre es motivo de alegría por la gente a la que ves, pero también es un momento complicado. Es cuando toca reunirse con el consejo asesor. Y si tienen una cosa buena, es que son sinceros hasta hacer daño. Hacen que después me pierda pensando en nada por 9gag…
Y es que, si algo nos enseñó el Tetris, es que los errores se apilan, y los logros desaparecen. Y no es una cosa falta de razón.
Cuando jugamos al Tetris, al principio, el fin último es conseguir hacer una serie de líneas. Los errores que se van apilando durante el camino dan igual, siempre y cuando podamos conseguir el objetivo. Y, en cada nivel, los errores desaparecen.
Pero, a medida que se va avanzando en el juego y en niveles, a medida que vas adquiriendo una reputación, cuando dejas de trabajar para otros que te tapan, dejas de estar subcontratado, y empiezas a tener visibilidad propia, la meta cambia. Es distinta. Ya no se busca terminar una serie de líneas. Se busca, y se premia, dejar la ventana totalmente vacía, sin ninguna ficha apilada. En esta zona del juego los niveles son continuos. No paran. No tienen descansos. Y cuando acumulas unos cuantos errores el espacio que te queda para trabajar se reduce, y conseguir despejar la pantalla es cada vez más difícil y cada vez se reducen más tus posibilidades de éxito.
En una de mis charlas más repetidas, la de Software Libre como Modelo de Negocio Productivo, cuento que hay dos formas de hacer fracasar un proyecto. Una de ellas es el estancamiento. Cuando dejamos de avanzar. Cuando dejamos de perseguir un sueño, y empezamos a estar perseguidos por él.
Las metas las ponemos nosotros. Somos nosotros los que soñamos. Y tenemos el grandísimo privilegio de ser libres. De nuestras trabas somos nosotros mismos los únicos culpables. Por, después de todo lo que hemos aprendido en estos años, no ser capaces de reaccionar a tiempo y, de la adversidad, buscar la oportunidad.
Quizá algunos modelos están caducos. Quizá algunos sueños ya no sean válidos. Quizá tenemos que volver a soñar. Reiniciar. Re-empezar. Recalcular. E incluso rebobinar.
Recordad: el cielo es el límite ( excepto para los astronautas 😉 )
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