El otro día me vi mezclado en una conversación extrañísima. Como todas las de política.
Había alguien defendiendo a capa y espada que al coleta ese no se le podía votar. Pregunté motivos y estos fueron los que nos dieron:
1. Porque quieren entrar en el poder para robar, para llevarse todo lo que puedan.
Les explicamos los casos de corrupción del Partido Popular, hicimos un cálculo de cuánto podían haber robado, y también de dónde había ido el dinero de los recortes, que nosotros no hemos visto pero los bancos malos sí. Respuesta: yo es que no veo las noticias, me cansan mucho.
2. Porque son sucios. Un hombre con coleta…
He llevado el pelo largo (muy largo) la mitad de mi vida. Aún así, ésta la obviamos por absurda.
3. Porque una vez se besaron dos hombres en el Congreso. ¡Eso qué es!
El problema en sí no es que se besaran (aunque también lo sea). ¡Es que lo hicieron en público! Por supuesto, la frase final es un qué asco.
Y aquí está el núcleo de todo. Por muchos Javieres Marotos que haya en el Partido Popular, y más privados que públicos, hay miedo. Ya se lo dijo la Lideresa a Bertín Osborne: he vuelto a la política por miedo a Podemos.
Y eso dice mucho. Izquierda Unida nunca fue lo suficientemente fuerte como para ganar más allá de un par de ayuntamientos, y meter mano (y bien metida) en otros como los de Sevilla. Pero ahora hay miedo. Es decir, la posibilidad de que otros ganen, fuera del sistema, es real. Y el miedo a que ganen no es económico. ¡Es social! ¡Tienen miedo de que cosas que antes los medios enterraban se hagan públicas! ¡De que personas vayan sin miedo por la calle!
Hay quien incluso se atreve a insinuar que nuestras opciones son o la continuidad o la guerra civil.
Por supuesto, no todo el mundo es igual. Algunos no son tan radicales, y otros no esconden sus verdaderas intenciones detrás de argumentos absurdos. Incluso esto de que el miedo sea a que se vean gays en público fuera de Chueca (¿me acabo de sentir como un animal de un zoo al escribir esto?) o de que la información se dispare y los perjudique (¡hola Rupert Murdock!) me parece una tontería. Esto tiene que ser cosa de los conspiranoicos, no son cosas que pasen en la vida real.
Que aunque sea muy divertido conversar con gente de fuera de tus círculos porque te dan opiniones como la de hoy para comparar y hacerte pensar, al final la conclusión es la misma: la culpa es nuestra, y sobre todo de los autónomos, porque vivimos por encima de nuestras posibilidades.
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