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Cajasol (y II)

Me han llamado de Cajasol. Me han modificado el número de teléfono. Me han contado cómo va la operativa de todo, y se han disculpado por los problemas.

También me cuentan que ya no hay diferencia entre San Fernando y El Monte, que no debería haber tenido ese problema. Yo les comento que sigue habiendo diferencias. Si voy a un cajero del antiguo Monte, me pide la clave y que pulse Continuar. Si voy a un San Fernando, sólo me pide los cuatro dígitos y después continúa.

La fusión fue extraña. Ahora pagan los trabajadores, que todavía a día de hoy (5 años después de la fusión efectiva y muuuuchos años después del comienzo de la fusión) tienen problemas de este tipo, donde la teoría no concuerda con la práctica.

Mi problema está solucionado. Una pena haber tenido que pasar por una oficina. Siempre me encuentro con alguien desagradable que no quiere trabajar o ver la cara de la gente que me monta alguna historia. Esta vez, mentirme acerca de la gestión, que podía hacer perfectamente. Yo también tengo días en los que tengo una lista de cosas muy larga que hacer. Con la diferencia de que, cuando llegan las dos, no cierro todo hasta el día siguiente. Y no trato así a mis clientes.

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Otra pelea con Cajasol

Estos chicos se superan a diario. Ya no me sorprenden. Cada día, un poquito más.

El otro día me encontré con que mi tarjeta de claves ya no sirve para hacer transacciones. Ahora tengo que darme de alta en un servicio de SMS (Coste: 1€ mensual – 10 mensajes) para que me envíen las claves.

Después de darle unas cuantas vueltas he decidido hacerlo. Después de todo, sumándole el precio de la suscripción por SMS, todavía es más barato hacer transferencias con ellos que con mi otro banco.

Pero la sorpresa no acaba aquí. Me doy de alta. Intento realizar la transacción. Y no me llega ningún mensaje. ¡Error mío! No tengo que darme de alta en ningún sitio (al parecer). Los de claves llegan directamente. Intento llamar al 901 que me ofrecen, y me encuentro con la siguiente locución:

– Introduzca los 16 números de su tarjeta
– Ahora introduzca su PIN.

Y, lógicamente, cuelgo.

Sigo con mi andanza. Contándola por twitter me responde el usuario @Cajasol, diciéndome que da igual que llame. Que por seguridad sólo se puede modificar el número en las oficinas. Bueno, pues a una oficina.

Después de más de media hora de cola, llego al mostrador.
– Hola, tengo un problema con las transferencias web. Dice que me tiene que enviar un SMS, pero no me llega nada. Me han dicho en el twitter que hay que cambiarlo en la oficina.
– ¿En dónde?
– Da igual. ¿Me lo podéis solucionar?
– Dame tu tarjeta
Tomusté
– Esta cuenta es de San Fernando. Tienes que ir a una oficina de ellos.
– Euh… ¿todavía estamos con esto?
– Me temo. Tienes que ir a una oficina de San Fernando.
– De acuerdo

Esto es un mierda pa mí en toda regla. No puedo hacer transferencias, no puedo arreglarlas, y al irme he comprobado que ninguna alerta llega al móvil.

Recuerdo que una vez llamé al 901. Tuve que meter otra tarjeta. Llamé porque me querían cobrar 50 céntimos por sacar dinero en un cajero de Cajasol. La respuesta fue buena:

Es que ahora, en los cajeros que no están asociados a una oficina, cobramos por sacar dinero.

La historia de mi vida con Cajasol: problemas, problemas, problemas, problemas… ¿Banca cívica? Los cojones.

El engaño de Cajasol

Llevan años (¡años!) vendiéndonos la fusión de El Monte y Caja San Fernando por estas tierras. Y nada más lejos de la realidad. La fusión, tan cacareada, nunca ha sido realidad.

El ejemplo, esta semana. Tarjeta caducada. Te llega la nueva tarjeta, y haces lo mismo de siempre (esto es, ir a un cajero, meter la tarjeta antigua, que te diga que está caducada, que se la trague, y meter la nueva). Pues…

Cajero 1: Su tarjeta está caducada. Con la nueva: su tarjeta no está activada.

Cajero 2: Su tarjeta está caducada. Con la nueva: su tarjeta no está activada.

Oficina de Cajasol: Ah… esto… es que esto es una tarjeta de la Caja San Fernando. Tienes que ir allí a que te la activen. Nosotros, aquí, no podemos.

Cajero 3 (antiguo Caja San Fernando, de los que menos hay en Sevilla –comparándolo con los Montes, que eran como setas–): ¿Desea renovar su tarjeta? Se la traga, y me activa la nueva.

¿Por qué hay Cajasoles distintos? ¿Por que siguen teniendo, a pesar de la unión, clientes de primera y segunda categoría? ¿Por qué en El Monte te tratan de de otra forma si eres de la antigua Caja?

¿Cuál es la diferencia?

Y, lo más importante. ¿Por qué nos marean tanto?

P.S.: Iba a poner que la carta mentía, pero lo pone bien claro:

Realice operatoria de Renovación de tarjeta en el cajero automático de su oficina, iniciando la operación con su tarjeta antigua.