Ayer nos reunimos unos cuantos sospechosos habituales en una tetería de Sevilla para hablar un poco de lo divino y de lo humano de nuestra profesión. Este encuentro sobrevino a raíz de un artículo de Juan sobre la necesidad de una comunidad viva en Sevilla. Aunque su artículo está muy bien, y apoyo su idea de Comunidad (con mayúsculas), me indigné un poco con la afirmación de «[hace un año] sólo existían eventos como…» nombrando sólo tres. Mi razón era obvia. Por nuestra parte, en Mecus, hemos estado trabajando en seminarios, grupos de conocimiento, quedadas, cursos, OpenSpaces, #XDPs e incluso WordCamps. Todo eventos especializados con los que llevamos 5 años esforzándonos en hacer que esta Comunidad se mueva cada vez un poco más. Sin olvidar los esfuerzos de otros, incluso a nivel local, antes de que nosotros apareciéramos.
Después de una animada charla, de hablar sobre unos cuantos traumas profesionales (típicos de nuestras reuniones), y de dejar claro que cuatro ingenieros no pueden quedar en una terraza de una calle muy transitada porque son incapaces de mantener la vista donde deben, David, Julio, Pablo y yo entramos en materia.
Estuvimos hablando del ecosistema de eventos de nuestra ciudad. De que hemos pasado de tener eventos nacionales, de una vez al año, a eventos mensuales y semanales. Mucho movimiento. Y estamos de acuerdo con Juan en que estos eventos nacen «con el claro objetivo de crear comunidad y dar a conocer el potencial que existe«. Pero, haciendo gala de una frase que llevo incluyendo en todas mis ponencias desde hace dos años, la potencia sin control no sirve de nada.
Crear Comunidad, como dirían algunos, ES BIEN. Dar a conocer el potencial que tenemos, también. Pero el sentimiento generalizado de algunos de nosotros es que algunos eventos se están convirtiendo en meros escaparates, o tablones de anuncios. Que buscan únicamente un ROI (Return On Investment, Retorno de la inversión) económico. Y les estuve comentando algunas historias pasadas para ilustrar mi idea.
Siempre he sido de Software Libre. Siempre he intentado llevarlo por bandera en todo lo que hago, y siempre me ha parecido uno de los mejores modelos de trabajo. De hecho, para los Mecus es incluso nuestro Modelo de Negocio. Para nosotros, este modelo de negocio es un modelo a medio/largo plazo. El ROI directo de lo que hacemos siempre se materializa en conocimiento, aprendizaje, reputación y contactos, que indirectamente nos reporta un ROI económico. Es el modelo en que creemos, y es el modelo con el que creemos que el ecosistema de empresas de nuestra tierra pueden crecer, hacerse grandes, y triunfar.
Hace un tiempo, reunido con Jero Palacios (al que conocí curiosamente en una Conferencia Mundial de Software Libre), surgió la idea de montar un conglomerado de empresas tecnológicas de Andalucía que permitiera que nos posicionáramos a otro nivel técnico en nuestros respectivos sectores. Su idea era sencilla. Una central recoge los proyectos, éstos se asignan, y su buena consecución nos reporta beneficio económico, conocimiento, y reputación. El conocimiento, el punto interesante de este proyecto, venía dado por una estructura en pirámide. Una empresa con menos recursos o menos conocimientos técnicos se hace cargo del proyecto. Otras dos con más recorrido, conocimiento y/o recursos le sirven de formación/backup. De esta forma, las tres empresas aprenden algo nuevo y crecen profesionalmente. Además, de forma transversal, al trabajar de este modo se ofrece al cliente un producto completo, ya que hay empresas de distintos ámbitos bajo esta estructura.
La idea no fructificó. Era una cuestión, además, predecible, que estaba entre nuestros posibles contras. A todo el que contábamos la idea preguntaba siempre lo mismo:
- ¿Esto cuánto dinero me va a dar?
- ¿Cuántos proyectos me vais a enviar al mes?
Con esas dos preguntas por bandera, es difícil intentar explicar cualquier otra cuestión.
Muchas empresas, y más en estos tiempos, tienen centrado el foco en que su ROI tiene que ser directamente económico. No pienso que sea un error, pero sí pienso que es una visión a corto plazo, que además queda bastante alejada de la realidad y de lo que puede hacer progresar de verdad a un proyecto empresarial.
Centrémonos de nuevo en el encuentro de ayer. Julio, Pablo y David, en algunos de estos aspectos, son de mi misma opinión. Hay dos formas de plantear el futuro. Uno, con un objetivo económico. Otro, muy distinto, con el objetivo de aprender y compartir conocimiento. Y, como comentaba antes, no son incompatibles. Todos entendemos que, para una empresa, el objetivo económico es importante, y lo tenemos en cuenta en cada una de nuestras acciones empresariales, pero para nosotros está en segundo lugar. El primero es aprender y enseñar. Porque conocimiento no compartido es conocimiento perdido. Y porque el conocimiento nos hará libres.
Con este objetivo en mente llevamos mucho tiempo organizando nuestros eventos (EBE, Campabase, WordCamp, OpenSpace Sevilla, TDDUX, katayunos, merendojos…). Y como hay que predicar con el ejemplo, podéis ir apuntando en vuestras agendas que este sábado 29 de junio (EDIT: estamos discutiendo la fecha en la lista de correo de Agile) tendrá lugar la OpenSpace Sevilla 2013 al aire libre, siguiendo con el movimiento #agileairsvq. Estamos ahora preparando la web, explicaciones, correos, etc. así que tendréis noticias nuestras muy pronto.
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